Sánchez, Puigdemont, Thelma y Louise

ESPAÑA

Mariscal | EFE

10 ene 2024 . Actualizado a las 21:33 h.

Puigdemont hizo suyo el chiste del dentista y cambió el «no gigante como la casa de un payés» a los decretos de Sánchez por una ausencia táctica que en la práctica concedió una inesperada victoria al Gobierno de coalición. «Mejor no nos hacemos daño», debió de pensar el prófugo que solo desea la amnistía para poder dejar el frío de Waterloo para regresar a su Gerona natal.

En realidad el PSOE y Junts parecían remedar el final de la película Thelma y Louise, donde las dos protagonistas conducen su descapotable hacia el abismo. Pero el guion del primer capítulo de la serie de la legislatura no podía acabar con los protagonistas en el fondo del barranco tan pronto y, en el primer truco del que promete ser un agónico mandato, Junts optó por la más surrealista de las decisiones que, a la vez, permite al PSOE celebrar su victoria parcial. Habrá que ver en los próximos días a qué precio, que se supone que será más alto que la mera concesión de las competencias sobre migración.

Y digo el PSOE, porque la otra parte de la coalición recibió su particular castigo por carne de su carne. O sea, por parte de Podemos, que, a diferencia de Junts, ya no tiene nada que perder, y mantuvo el órdago contra la coalición de cuyo bloque de investidura formó parte. El objeto de la primera venganza de los morados nunca fue Pedro Sánchez, sino esa Yolanda Díaz que encarna todos sus demonios. El castigo ha sido inmediato y la vicepresidenta segunda padecerá un calvario a manos de sus exaliados. Al menos hasta las elecciones europeas.

Sánchez recuperó su baraka y salvó los muebles cuando menos se lo esperaba. De paso, comprobó que Puigdemont tiene mucho más que perder que él en este momento de la legislatura y que sus amenazas son solo de boquilla, por mucho que presuma de dureza y de no ser tan pactista como la Esquerra de su odiado Junqueras.

El mal llamado bloque progresista de la investidura ha demostrado no ser más que un azucarillo. Solo les une el veto al PP y las necesidades particulares: Sánchez los votos y Puigdemont el perdón de sus delitos. Demasiados equilibrios.