Arquitectos y constructores avalan la seguridad de las edificaciones en Galicia

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

Un bombero en el edificio calcinado de Valencia.
Un bombero en el edificio calcinado de Valencia. Miguel Ángel Polo | EFE

Desde el 2009 está muy limitado el uso de poliuretano

24 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es imposible dar la cifra exacta de edificios que se han levantado en Galicia con fachada ventilada y capa aislante de poliuretano. Fue el material más utilizado en la década de los 2000, según informan miembros del sector y confirma la responsable del área técnica del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG), Lucía Fernández, que explica que en aquel momento era el aislante menos costoso. A pesar de esto, envía un mensaje de calma a quienes vivan en un edificio de estas características, ya que «el poliuretano lo hay con diferentes reacciones al fuego. Es aún muy pronto para decir una causa del incendio. Muchos poliuretanos llevan recubrimientos ignífugos, este es un hecho extraordinario. Hay que mandar un mensaje tranquilizador».

Destaca que el Código Técnico de la Edificación (CTE) entró en vigor en el 2006, siendo modificado en el 2019 debido al incendio de la Torre Grenfell de Londres, donde murieron 72 personas. Eso obligó a que cualquier edificio nuevo, o intervención en uno existente, contase con medidas para evitar la propagación de las llamas. En el caso de los bloques con fachada ventilada y aislante de poliuretano, existen varias opciones según su altura, como cortavientos cada ciertos metros para evitar el efecto chimenea: «Como cortavientos se puede colocar lana de roca, que es ignífuga, o se puede utilizar hormigón para impedir el paso del fuego hacia arriba».

De manera gráfica, Fernández explica que la fachada ventilada funciona como un abrigo para el edificio. El aislante térmico es la primera capa, que va pegada a la pared, mientras que el revestimiento, en el caso de Valencia de aluminio, funciona como paraguas. Entre ambos hay una cámara de aire que evita que se genere condensación dentro del inmueble. La técnica, confirma, no es peligrosa per se.

Destaca que el poliuretano se dejó de utilizar porque «pronto se supo que no estaba haciendo su labor de aislamiento. Se desintegraba y emitía partículas contaminantes. Eso motivó que fueran apareciendo otros aislantes, como la lana de roca o el poliestireno expandido o extruido. Este último era más fácil de manejar porque venía en planchas, mientras que el otro se aplicaba con una especie de pistola».

Insiste en que no tiene porque existir riesgo a que un edificio con fachada ventilada y aislante de poliuretano se calcine ya que, aunque se construyera en los 2000, se pueden haber utilizado medidas para que el material no provoque llamas. Recuerda que existen ayudas para revisar edificios que tengan más de 50 años, algo que aconseja: «Es como una ITV del edificio, en la que un arquitecto puede detectar problemas de seguridad».

Los aparejadores lanzan un mensaje de tranquilidad a la población gallega

El Consello Galego da Arquitectura Técnica, tras el devastador incendio del complejo de viviendas en el barrio del Campanar de Valencia, apela a la «prudencia y cautela» hasta que se conozcan los resultados de las investigaciones que aclaren la composición del sistema constructivo de los edificios y las causas del siniestro.

La junta de gobierno de los aparejadores, en representación de todos los profesionales de la arquitectura técnica de la comunidad autónoma, al igual que el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGTE), quiso lanzar un mensaje de tranquilidad a la sociedad gallega y asegura que «nuestra legislación, tanto en el ámbito nacional como autonómico, es garantista desde el punto de vista de las tecnologías y materiales que se utilizan en la construcción de edificio».

El Código Técnico de la Edificación, sostiene este colectivo, es un marco legislativo restrictivo que está sujeto a procesos de actualización y modernización constantes. Uno de sus Documentos Básicos establece las exigencias de seguridad en caso de incendio, que consiste en reducir a límites aceptables el riesgo de que los usuarios de un edificio sufran los daños derivados de un incendio de origen accidental, como consecuencia de las características de su proyecto, construcción, uso y mantenimiento. En la Comunidad Valenciana, las edificaciones cuentan, además, con una normativa específica sobre control de calidad desde el año 1991. En Galicia existe una normativa autonómica que regula la calidad de las edificaciones desde 1993.