Illa anuncia el traspaso a los Mossos de la seguridad en puertos y aeropuertos

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

ESPAÑA

El presidente Salvador Illa, durante su intervención en el Parlamento catalán este miércoles
El presidente Salvador Illa, durante su intervención en el Parlamento catalán este miércoles David Zorrakino | EUROPAPRESS

Cede a la exigencia de ERC y pedirá esa competencia para el 2025 a Interior

19 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La Guardia Civil y la Policía Nacional cederán el control del orden público de puertos y aeropuertos catalanes en el 2025. El ultimátum lanzado la semana pasada por Esquerra Republicana al Gobierno de Salvador Illa surtió efecto, de manera que los Mossos d'Esquadra asumirán estas competencias el año que viene en los puertos de Barcelona y Tarragona y el aeropuerto de El Prat, entre otros. Así lo anunció ayer el presidente de la Generalitat en la sesión de control en la Cámara autonómica, en la que realizó una encendida defensa del papel de los Mossos como «policía integral de Cataluña».

Illa, que compareció a petición de Junts, Esquerra, Comunes y CUP, convocará una nueva Junta de Seguridad a principios de año para que los Mossos «asuman competencias en materia de puertos y aeropuertos», un paso por el que «trabajó mucho» el anterior Ejecutivo de Pere Aragonès, de ERC, y que ahora será «ratificado», dijo. De hecho, el traspaso del orden público en estas infraestructuras críticas había sido pactado por el anterior consejero catalán del ramo, Joan Ignasi Elena, con el ministro Fernando Grande-Marlaska, con intervención directa de Aragonès. Esta cesión quedó aparcada en la reunión del pasado 5 de diciembre.

Además, en la sesión plenaria los independentistas cargaron contra Illa por la incorporación de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía al servicio de emergencias de la comunidad, el 112, acordado también con Interior.

Fue Grande-Marlaska quien destacó que esta medida permitiría actuar de forma más rápida. Hasta ahora, y ante cualquier incidente que afecte a la seguridad pública, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son los últimos en enterarse. Gracias a este acuerdo, los agentes del instituto armado y del CNP recibirán directamente por vía telemática las notificaciones de los asuntos sobre los que conservan plenas competencias. De hecho, fue el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont quien comenzó a trabajar en el 2017 por sumar al 112 los efectivos estatales desplegados en Cataluña, cuyas plantillas han menguado drásticamente en los últimos años, tal como vienen denunciando los sindicatos.

Ante las críticas de los independentistas, Illa abogó por la «colaboración» entre cuerpos y fuerzas de seguridad. «No permitiré que la falta de coordinación ponga en riesgo la seguridad de los ciudadanos de Cataluña», y señaló que la seguridad es una de sus «prioridades políticas», con un enfoque «de izquierdas».

Por su parte, la portavoz de Junts, Mònica Sales, lo acusó de «hispanizar» Cataluña, de actuar «como un barón socialista, una simple franquicia del PSOE, no como presidente de este país», y de «confundir normalización con españolización y supeditación». Junts reclama la cesión de las competencias en control de fronteras y migración, que quedan en manos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Quien sí apoyó al líder del PSC fue el popular Alejandro Fernández, quien lo instó a ser «valiente» y  mantener su apuesta ante sus socios de la investidura.  

El PSOE quita hierro a la amenaza de Puigdemont sobre la cuestión de confianza: «Es solo una reflexión» 

Los socialistas no se creen las amenazas de Carles Puigdemont. Dirigentes del PSOE y del PSC salieron ayer en tromba para rebajar la carga semántica de las advertencias reiteradas en la noche del martes por el expresidente catalán en TV3, donde afirmó que haber hecho caer su iniciativa para que el presidente del Gobierno se someta a una cuestión de confianza en el Congreso hubiera tenido «consecuencias irreversibles». Puigdemont llegó incluso a hablar de adelanto electoral si la legislatura salta por los aires ante la falta de «avances palpables» en los acuerdos de la investidura.

El portavoz del PSOE, Patxi López, restó importancia a las palabras del líder de Junts, que no representan una «amenaza» para el Gobierno, dijo, sino que son el fruto de una «reflexión», que hay que enmarcar en la «lógica» de la negociación. En los pasillos del Congreso, López se remitió a lo que la portavoz de los independentistas posconvergentes en la Cámara Baja, Míriam Nogueras, señaló horas antes en Telecinco que Puigdemont no amenazó al Gobierno, «solo expresó que sin Presupuestos Generales del Estado lo normal sería convocar elecciones anticipadas».

En la sesión de control al Gobierno, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, salió en defensa del de Waterloo al instar al PP a pedirle «perdón» por vincularlo con el terrorismo, «o solo van a reclamarles los votos para tumbar al Gobierno». Se refería al archivo de las causas Tsunami Democràtic y la de la trama rusa del procés. También el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, le dirigió palabras conciliadoras desde el hemiciclo catalán, donde volvió a reclamar que se le aplique la amnistía. «Me gustaría que en Navidad todo el mundo pudiera estar en Cataluña», expresó.

Sobre la posibilidad de que los socialistas pierdan el apoyo de los siete diputados de Junts en el Congreso, el dirigente del PSC Ferran Pedret pidió calma, «no hay que perder el norte», mientras la portavoz adjunta de Sumar, Aina Vidal, tildó de «pueril» la actitud de Puigdemont. Para Gabriel Rufián, de Esquerra, a la iniciativa de Junts se le está dando una importancia que no tiene, «no es más que una proposición no de ley que no obliga a nada» al Gobierno.

Sí le dio importancia el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, quien dijo estar dispuesto a apoyar la cuestión de confianza a Sánchez en el Congreso, puesto que no tiene «interés en confirmar al Gobierno» del PSOE y Sumar. Feijoo descartó una vez más la presentación de una moción de censura con el argumento de que, aunque ve muchos motivos, le faltan «cuatro votos».