Madrid frente al apagón: la capital festeja a pesar de otra crisis inesperada
ESPAÑA

En barrios como Lavapiés o Chamberí se alternaron las partidas de ping pong urbanas, los espectáculos musicales y las congregaciones vecinales en torno a las radios
30 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Una pandemia y la borrasca Filomena daban señales de lo que el lunes se volvió a hacer evidente, y es que Madrid afronta las crisis de manera distinta. En la capital española siempre hay dos caras: el inevitable impacto negativo de las crisis y la otra, más brillante, que es la capacidad de la gente para sobrellevar las calamidades con humor y con un gran sentido de comunidad.
Las horas iniciales del apagón fueron, con todo, caóticas. «¿Tú también te has quedado sin móvil?», «¿Pero esto ha sido solo en el barrio?», «seguro que han sido los rusos o el Gobierno», se escuchaba por las calles del barrio de Chamartín de Madrid. Los vecinos salían a la calle en tromba para comprobar si podían hacerse con alimentos de última hora, velas y radios analógicas para no ser arrastrados por la desinformación que extendían otros. Ni rastro de policía, servicios de emergencias o bomberos. La parálisis fue general.
El interior de los bloques de pisos se llenó por partes iguales de problemas y generosidades. «Yo tengo que subir hasta el sexto. Venía a ver a mi hermana desde Málaga», dijo ayer un vecino apoyado en su bastón y acompañado de su mujer en un edificio del centro madrileño. Los propios residentes se ofrecían a ayudar a sus vecinos. «Si necesitáis comer, mi cocina funciona por gas. ¡Aquí cabemos todos!», ofreció Maravillas a un matrimonio por el hueco de la escalera.
Las señas de cooperación se daban en todas partes, pero no todo fueron ayudas. Los empujones y reproches se empezaron a palpar en los comercios asiáticos que permanecieron atestados desde el inicio del corte eléctrico. «Hay mucha gente que se cuela y encima están subiendo los precios», asegura. Además, peluquerías, farmacias y algunos restaurantes tuvieron que echar el cierre ante la indisposición de poder prestar sus servicios, tan dependientes de la corriente. «Si no vuelve la luz mañana, tendré 2.000 euros por lo menos en pérdidas por el atún congelado», expuso Roberto, propietario de un bar de la calle Serrano.
Caos ferroviario y fiesta
Al cortarse el suministro, la EMT y Renfe informaron de la suspensión de servicios de metro y trenes de cercanías, media y larga distancia. Tan solo los autobuses urbanos continuaron funcionando, pero con grandes aglomeraciones en las dársenas. Maruxa, una de las afectadas, explica que ayer pudo volver a casa «después de presentarse en la estación de Chamartín y probar suerte. «Pude entrar en el segundo tren que iba a Galicia», dice. Llegando a Vigo, no obstante, aseguró que, alrededor de las 20.30 horas «acaban de subir a los pasajeros ahora al tren de las siete y cuarto. Se supone que saldrán en breve».
En barrios como Lavapiés o Chamberí se alternaron las partidas de ping pong urbanas, los espectáculos musicales, las congregaciones en torno a las radios y las terrazas de los bares se llenaron. Ni la falta de señal telefónica ni la distancia con algunos familiares impidió la diversión. «Mi hija fue esta mañana a unas prácticas da Alcalá de Henares y no puedo llamarla. Pero tiene una amiga que vive allí, así que voy a tomarme unas cañas con las mías», sentenció una residente de Hortaleza. A pesar del nivel 3 de alerta, hubo más alegría que pena.