El CGPJ cubre las principales vacantes del Supremo tras 9 meses de bloqueo

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El Consejo General del Poder Judicial, este miércoles durante el pleno.
El Consejo General del Poder Judicial, este miércoles durante el pleno. CGPJ | EFE

Las propuestas conservadoras triunfaron ante el paso atrás de las progresistas

23 jul 2025 . Actualizado a las 21:43 h.

Después de nueve largos meses de bloqueo en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ, el órgano de gobierno de los jueces), las dos salas claves del Tribunal Supremo ya tienen presidentes. Son Andrés Martínez Arrieta, para la Sala Segunda, y Pablo Lucas, para la Tercera; los dos candidatos propuestos por el bloque conservador del CGPJ y que ya estaban al frente de ambas salas como presidentes interinos. Las aspirantes del grupo progresista, Ana Ferrer y Pilar Teso, renunciaron la semana pasada para desatascar la situación.

Queda patente la debilidad del sector progresista, en una elección de suma importancia: la Sala Segunda, de lo Penal, es la encargada de investigar a integrantes del Gobierno y parlamentarios —como Ábalos y Cerdán—, además de a otros aforados relevantes. La Sala Tercera, de lo Contencioso-Administrativo, se ocupa de revisar las disposiciones del Consejo de Ministros, como nombramientos discrecionales del Ejecutivo.

Mientras los diez jueces progresistas del CGPJ votaron divididos (cinco a Martínez Arrieta y seis a Lucas), los diez conservadores presentaron un muro homogéneo y no dieron su brazo a torcer. Una situación curiosa, si se tiene en cuenta que el órgano de gobierno de los magistrados tiene mayoría progresista por primera vez en décadas, desde el año pasado. Una mayoría que llegó tras un acuerdo entre el PSOE y el PP, con un lustro de retraso, por el que los socialistas y Sumar escogieron a diez candidatos y los populares, a otros diez. El desempate lo determinó la elección de Isabel Perelló, asociada a la progresista Juezas y Jueces para la Democracia (JJPD), como presidenta. Sin embargo, Perelló se erigió tras un bloqueo similar al que este miércoles se desatascó, también aupada por el sector conservador y después de que los progresistas cediesen. Algo que tuvo que ver con esta nueva victoria conservadora, según varios medios.

De hecho, la división de votos en el grupo progresista del CGPJ fue una forma de protesta. Lo deja claro el texto que firmaron nueve jueces de dicho sector: «Es la lealtad institucional la que nos lleva a facilitar los nombramientos, pero hemos perdido una oportunidad de marcar un antes y un después en la historia del Tribunal Supremo».

Los progresistas se quejaron por la falta de paridad (solo una de las cinco salas del alto tribunal está presidida por una mujer) y señalaron que ni Martínez Arrieta ni Lucas podrán llevar a cabo proyectos a largo plazo. Los dos elegidos, de perfil independiente y moderado, alcanzarán la edad forzosa de jubilación, los 72, antes de que terminen sus mandatos de cinco años.

Además de esos dos nombramientos, el pleno del CGPJ renovó otros 24 cargos: tres magistrados de la Sala Tercera del Supremo, las presidencias de los Tribunales Superiores de Justicia de Andalucía y Aragón y las de las Audiencias Provinciales de A Coruña, Pontevedra, Albacete, Valencia y Madrid, entre otras.

Nueve vocales de izquierdas denuncian la falta de paridad

Tras apoyar a los candidatos del sector conservador por «lealtad institucional», nueve de los diez vocales de izquierdas del CGPJ denunciaron por escrito la falta de paridad en el Tribunal Supremo. Con solo una de sus cinco salas presidida por una mujer (la Cuarta, de lo Social), señalaron que hace falta «romper inercias masculinas profundamente consolidadas» en la profesión, y que «el argumento de que la paridad rompe con los principios de mérito y capacidad es falso. Debe recordarse que el pleno de la sala de gobierno del Supremo certificó que todos los candidatos eran excelentes juristas, sin hacer distinciones».