El asesor de Francisco Correa recuerda como su cliente le decía que no se preocupase porque «tenía amigos influyentes» en el PP, en un nuevo juicio sobre la red corrupta
22 oct 2025 . Actualizado a las 18:20 h.Vanagloriarse de cometer delitos y difundirlo públicamente, sin ningún rubor, es lo que hacía el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, que pregonaba a los cuatro vientos que él no pagaba a Hacienda, y de dejar para otros la obligación de poner al día sus cuentas con el fisco. Así lo dijo José Ramón Blanco Balín, a la sazón asesor fiscal de Correa, en el juicio que se celebra en la Audiencia Nacional en la que se acusa de a 25 implicados de la pieza principal de la trama de fraude fiscal y blanqueo de dinero. Veinte de ellos, entre los que está el propio Correa y el exsecretario general del PP en Galicia, Pablo Crespo, ya han reconocido los hechos para intentar una rebaja en la pena que se les pueda imponer. Se trata del último juicio del caso —que fue dividido en trece piezas—, en el que se abordan delitos contra hacienda y de blanqueo de capitales logrados por el entramado corrupto a través de sobornos a cargos del PP en ayuntamientos y comunidades autónomas para conseguir adjudicaciones de contratos entre 1998 y el 2009.
Lo dicho por Blanco este miércoles en la sala deja ver lo intocable que se sentía Correa en su mejor época. «Decía que como conocía a personas relevantes y tenía buenos contactos, por lo que no le iba a pasar nada». El líder de la trama ya le explicó a su asesor desde el principio de su relación profesional que tanto él como Crespo «tenían muchas y buenas relaciones con diversos miembros del PP e influencias para conseguir adjudicaciones de contratos públicos, principalmente con alcaldes de la zona de localidades madrileñas como Pozuelo de Alarcón, Majadahonda y Boadilla del Monte». Blanco reconoció que uno de los buenos amigos de Correa y Crespo era Rodrigo Rato, «antes de que fuera nombrado ministro de Hacienda» en el Gobierno de José María Aznar.
La vía suiza
El julio del 2008 se produjo un registro en el despacho de Correa, en otro proceso que tenía abierto contra él la Audiencia Nacional. Fue cuando Blanco le advirtió a Correa que debería regularizar su situación fiscal. No le hizo caso y le explicó la razón de su decisión: tenía un amigo que controlaba el expediente en el tribunal y que estudiaría «diferentes alternativas».
En esa época, y por recomendación de su cliente, el asesor contactó con Arturo Fasana, el gestor de las cuentas de Correa en Suiza. El objetivo era que Fasana se desplazara a Madrid con la finalidad de firmar la documentación necesaria para poner a un primo senegalés de Correa, el también acusado Antoine Sánchez, como titular de tres sociedades patrimoniales para poder acreditar ante una posible actuación de Hacienda que él no era el dueño ni de esas empresas ni de las cuentas relacionadas con las mismas. «Yo les dije que eso no iba a funcionar, pero que si estaban dispuestos a hacer eso yo me quitaba de en medio», dijo.