La cumbre del clima más larga de la historia fracasa por su débil acuerdo

La Voz REDACCIÓN

SOCIEDAD

NACHO DOCE | Reuters

Pospone las grandes decisiones para frenar las emisiones de CO2 y no llega a un pacto por el mercado de carbono

15 dic 2019 . Actualizado a las 20:09 h.

«No estamos satisfechos». Con estas palabras resumió su sentir la presidenta de la cumbre del clima de Madrid, Carolina Smidt, «a pesar de haber puesto corazón y esfuerzo por buscar acuerdos». La también ministra chilena de Medio Ambiente se refería de este modo al fracaso de no haber podido cerrar el Artículo 6 para implementar un mercado de carbono robusto con integridad ambiental, enfocado en generar recursos para transitar hacia un desarrollo sustentable, basado en bajas emisiones y resiliente al clima. «Es triste no haber podido llegar al acuerdo final, estuvimos tan cerca», añadió, aunque existe un avance —dijo— «para mirar al futuro con esperanza».

La cumbre de Madrid (COP25), la más larga de la historia de este tipo de eventos, y en la que han participado representantes de unos 200 países, se cerró el domingo por la mañana tras aprobar un documento titulado Chile-Madrid. Tiempo de actuar. Después, eso sí, de un tenso debate con Brasil que no aceptaba inicialmente dos párrafos incluidos en el acuerdo sobre océanos y uso de tierras.

La conclusión final de la COP25 establece que los países deberán presentar en el 2020 unos compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones (las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas) para hacer frente a la emergencia climática.

Según el acuerdo, el conocimiento científico será «el eje principal» que debe orientar las decisiones climáticas de los países para aumentar su ambición, que debe actualizarse permanentemente en función de los avances de la ciencia. El texto recoge «el imperativo» de que la transición hacia un mundo sin emisiones sea justa e impulse la creación de empleo decente.

Pero en esta cumbre solo se ha conseguido que 84 países se comprometan a presentar estos planes, como ha pedido la ONU en varias ocasiones. Dentro están Alemania, Francia, España y el Reino Unido. El problema está en los que no aparecen: EE.UU., China, la India y Rusia (que juntos suman alrededor del 55% de las emisiones mundiales de efecto invernadero) no han dado señales de pretender ser más ambiciosos. Todo lo contrario.

Plan de Acción de Género

En Madrid se han establecido avances en el papel de la ciencia y se reconoce la importancia de los océanos en el sistema climático. Además, se acuerda un nuevo Plan de Acción de Género para impulsar la participación de la mujeres en la negociación internacional del clima y se contempla dar directrices al Fondo Verde del Clima para que, por primera vez, destine recursos frente a las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables a los fenómenos climáticos extremos.

Pero donde ha sido imposible cerrar cualquier pacto es en el artículo 6 del Acuerdo de París, el referido a los mercados de dióxido de carbono. El desarrollo de estos mecanismos de intercambio de derechos de emisiones que permiten a países y empresas compensar los gases de efecto invernadero que expulsan ya se atascó hace un año en la cumbre del clima que se celebró en Katowice (Polonia) y se decidió que sería en esta donde se resolvería.

Pero las diferencias entre los países en esta negociación han sido tan grandes que, de nuevo, no se ha podido llegar a una conclusión. Y la presidencia de la COP25 ha admitido que los textos presentados no tenían el «suficiente consenso» para la aprobación, por lo que ha propuesto que se cierre en la próxima cumbre de Glasgow. «La comunidad internacional ha perdido una oportunidad importante de mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y finanzas para afrontar la crisis climática», se lamentó António Guterres, secretario general de la ONU, en un comunicado en el que ha precisado que, sin embargo, «no debemos rendirnos».