Desde que a finales del siglo XIX Thomas Edison inventase el fonógrafo, hemos podido escuchar sonidos grabados. El último símbolo, el reproductor de mp3, cumple ya 20 años. y teme por su pronta desaparición
19 jul 2015 . Actualizado a las 09:29 h.E s parte de nuestra educación sentimental. Los aparatos y soportes con los que se accede a la música marcan. Tienen olor, formas, colores. O tenían. Cada vez más efímeros, cada vez más impersonales, están llevando la música a un punto casi abstracto. El MP3, la penúltima revolución del ramo que cumple ahora 20 años, lo logró. La música dejó de una hilera de casetes, discos de vinilo o compact disc para difuminarse en algo casi etéreo. En esas carpetas de un ordenador se podían almacenar discografías completas que, a su vez, pasaban a los reproductores de MP3. Estos hacían la función del walkman o discman. Y uno podía llevar encima todos los álbumes de Pink Floyd y Bob Dylan sin problemas.
Todo ello ha cambiado radicalmente la forma de acercarse a la música. Y, en consecuencia, el modo de crearla para engatusar a la audiencia. En primer lugar, la falta de barreras ha convertido a Internet en el gran archivo musical universal. El acceso es ilimitado y la capacidad de dedicarle oídos, cuerpo y alma a la música, también. En medio, se encuentra la idea de que con la comprensión en la que se basa el MP3 se pierde calidad en el sonido. Eso, que objetivamente es cierto, subjetivamente no se suele notar. Existen diferentes estudios y test que indican que a partir de tasas de comprensión de 192 kbps la calidad se percibe de manera pareja a la de un compact-disc.
Con esa realidad presente, muchos músicos graban sus discos. Hay que impactar desde el primer segundo, captando la atención y enganchando. Eso deriva ya del sonido digital. Un cedé sonaba más fuerte y denso que un vinilo, mucho más débil y más amplio. Ahora, el MP3 funciona como una mano que aprieta la canción disparándola aún más. La música se escucha con cascos, directamente en los oídos, con mucho volumen y sin detenerse en sutilezas. Gana el impacto, la avalancha. Los expertos dominan a esto la guerra del sonido.
¿Cómo se manifiesta? Pues tal y como recoge la web del estudio Siete Notas, llevando los picos más altos de volumen (por ejemplo, un golpe de batería o percusivo que esté por encima del resto) a niveles más bajos para posteriormente elevar el nivel general de la música. Se gana así volumen aparente. Se logra el bofetón y esa sensación de huracán sonoro entrando en los oídos, arrasándolo todo. ¿El problema? Las orejas maleadas piden cada vez más. E igual que a un niño le puede costar ver un filme en blanco y negro hoy en día, la escucha en vinilo de un álbum de Curtis Mayfield puede chirriar a los nativos digitales. Estos consideran verdaderas reliquias a la gran mayoría de los dispositivos que aparecen en esta página.
Es el sino de los tiempos. Ahora, con la idea de almacenar MP3 en un dispositivo agonizando, se empieza a imponer la escucha on line. Pero muchos se resisten y siguen aferrados a sus discos compacto o de vinilo. Todo por una cuestión de educación sentimental.
1880 ? GRAMÓFONO
Se trata del primer sistema de grabación y reproducción de sonido que utilizó un disco plano. Hasta los años cincuenta fue el sistema doméstico comúnmente empleado para escuchar música. Hoy no es más que un objeto decorativo de regusto añejo
1925 ? TOCADISCOS
Descendiente del gramófono, se convirtió en el reproductor musical por excelencia entre los cincuenta y los ochenta. El más estético de todos, goza ahora de gran protagonismo en el mundo de las tendencias
1978 ? RADIOCASETE
En esos años ochenta en los que el futuro se miraba con ojos de ilusión, la cinta de casete se convirtió en un soporte barato, cómodo y económico. Tener en casa el aparato para poderlas escuchar, el sueño de todo adolescente.
1979 ? WALKMAN
Hasta su irrupción, la música solo se podía escuchar en casa, en una discoteca o en un bar. Con el walkman llegó la posibilidad de ir por la calle con música en los oídos. Se alertó a la sociedad de sus peligros: aislamiento psicológico, pérdida de audición, riesgo de accidentes al pasear con él. No sirvió de nada. Su éxito fue rotundo.
1980 ? COMPACT-DISC
No se asentó a nivel doméstico hasta los noventa. Antes se había presentado como el futuro mejorado de la música: duraban para siempre, no se rayaban nunca y mejoraban el sonido. Pronto se descubrió que se trataba todo de medias verdades.
1984 ? DISCMAN
Supuso el traslado de la idea de portabilidad del walkman al cedé. ¿El problema? Los saltos que se producían en el cedé al caminar. Paulatinamente, se fueron corrigiendo con memorias. A finales de los noventa, con la bajada de precios, su uso se generalizó totalmente. La década pasada se quedó obsoleto.
2001 ? IPOD
Ha sido la última gran revolución de cómo escuchar la musica. ¿Tener 300 discos almacenados en un coqueto aparato que cabía en un bolsillo? Parecía algo de ciencia ficción cuando lo planteo el Ipod. Pero sí, permitía que una persona fuese con toda su discografía a cuestas ocupando menos aún que un discman. Con él, Apple pasó a reinar el terreno musical. Su fácil manejo y sueva diseño lo convirtió en el primer gran aparato musical del siglo XXI. Ya no se fabrica.
2007 ? iPHONE
Con la idea de integrar en un solo aparato el teléfono, la cámara de fotos, la agenda y, por supuesto, el Ipod surgió el Iphone. Y dejó al anterior totalmente desfasado. La música se escucha desde entonces en el teléfono. Primero con el mismo sistema del Ipod: las descargas de MP3 y el Itunes. Pero ahora también mediante las plataformas de música on line en streaming como Deezer o Spotify. Al contar con conexión a Internet, presenta un mundo lleno de infinitas posibilidades.