«En Salamanca, Torrente era una institución»

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro FERROL/LA VOZ.

FERROL

La actriz rememoró ayer en Ferrol su interpretación del papel de Clara Aldán en «Los gozos y las sombras»

10 nov 2010 . Actualizado a las 20:23 h.

Podría muy bien decirse, una vez más, que Charo López (Salamanca, 1943) es una de las actrices que han llevado a sus cotas más altas, durante las últimas décadas, el cine, la televisión y el teatro en España. Pero afirmar tal cosa, además de caer en la obviedad, no sería sino una repetición innecesaria, puesto que ya casi todo el mundo lo sabe. Llegados a este punto procede, en cambio, recordar, sin miedo alguno a desvelar un entusiasmo a todas luces justificado, que algunas de sus interpretaciones -como la que le valió un Goya por la película de Montxo Armendáriz Secretos del corazón , nominada a los Óscar de Hollywood- rozaron lo insuperable. Y añadir que, incluso así, pocos habrán olvidado su magistral recreación del personaje de Clara Aldán en la serie televisiva Los gozos y las sombras . Ayer estuvo en Ferrol. Para hablar de Torrente, claro.

-Iba a preguntarle, antes que nada, por «Los gozos...». Pero acabo de recordar que usted, antes de dedicarse profesionalmente a la interpretación, fue profesora de Bachillerato. Y que enseñaba literatura...

-Literatura, y latín, y griego, y francés...

-O sea, que enseñaba usted lo que, por desgracia, hoy ya casi no se estudia, o desde luego se estudia mucho menos que antes.

-¡Ya ves...! El griego y el latín, casi nada. Y mientras tanto...

-¿Qué ocurre...?

-Nos dicen que a la y tenemos que llamarle ye. ¡Ja, ja, ja...! ¡Ye...! Pues yo no voy a llamarle así. No podría. Pero es que, además, no estoy dispuesta.

-Usted se formó en la Universidad de Salamanca cuando sus aulas vivían un época de especial brillo intelectual. Supongo que recordará con nostalgia aquel tiempo.

-¡Por supuesto! Fui alumna de Lázaro Carreter, de Dámaso Alonso... ¿Y sabes cuándo empecé a valorar de verdad todo aquello? Cuando, más tarde, llegué a Madrid, a la Complutense.

-¿Qué fue Salamanca para Torrente?

-¡Eso tendrías que habérselo preguntado a él...!

-¿Y él, para Salamanca, qué representó?

-En Salamanca, Torrente era una institución.