Aquí hay cantera de pilotos de avión

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO FERROL / LA VOZ

FERROL

CEDIDA

El ferrolano Pablo Filgueira acaba de entrar en Vueling y el fenés Álex Ledo inició sus estudios el pasado octubre

21 ene 2019 . Actualizado a las 18:39 h.

Lo de llevar los mandos de un avión y surcar los cielos todavía sigue sonando como una utopía, algo inalcanzable, para gran parte de la sociedad. Sin embargo, cada vez más jóvenes vuelan en esta dirección después del Bachillerato. Como ejemplo en la comarca, el ferrolano Pablo Filgueira Rodríguez (24 años), que acaba de ser fichado por Vueling, y el fenés Alejandro Ledo Souto (21 años), que el pasado mes de octubre inició los estudios para ser piloto en la escuela coruñesa Aeroflota del Noroeste (AFN).

No obstante, sus casos son diferentes. Para Pablo no se trató de algo vocacional, sino que «la inquietud por la aviación surgió durante el Bachillerato», cuando tuvo que decidir qué hacer. «Me interesaba mucho el Ejército del Aire, pero mi madre me dio la idea de ser piloto civil. Nunca lo había visto como una opción laboral, pero dije: “¡Ostras! Puede ser una buena profesión, me gusta”. Así empecé a interesarme por este mundo», relata.

En noviembre del 2012, con 18 años, entró en AFN. Y fue en ese momento, cuando empezó a estudiar, cuando comenzó a disfrutar «más y más» de esta tarea. «Recuerdo mucho la primera vez que volé. Ahora mismo me apasiona, la verdad es que estoy encantado», señala Pablo. En febrero del 2016 logró la licencia y poco después el director de la escuela le ofreció ser instructor allí. Así que hizo el curso y durante dos años, hasta marzo del 2018, estuvo enseñando tanto la teoría como la práctica.

Unos meses más tarde, en verano, pasó a formar parte de una empresa catalana de trabajos aéreos como la fotografía. Entre otras labores, llevó a tres biólogos en el avión por el mar Mediterráneo para hacer un estudio. Y el año pasado también realizó, sin suerte, las pruebas para entrar en una compañía de líneas comerciales. Finalmente, lo logró hace un mes, en Vueling, después de pasar las exigentes pruebas.

No hace tanto lo veía como «algo inalcanzable», pero finalmente Pablo consiguió entrar en una compañía aérea. A partir de mayo le asignarán una base, empezará como primer oficial (copiloto) y volará el Airbus 320. Calcula que tardará entre siete y ocho años en dar el salto a comandante. «Estoy muy ilusionado con este trabajo y con la compañía en la que entré», dice.

Todo empezó con 6 años

En el caso de Álex Ledo, sí hubo vocación y se forjó de una forma curiosa: cuando empezó, a partir de los 6 años, a viajar a ver a su padre a Cádiz. Se acuerda a la perfección de ir con la azafata que lo acompañaba y le dejaba entrar en la cabina. «Desde aquel momento, desde pequeñito, siempre me encantaron e ilusionaron los aviones. Me llamaban la atención los botones y la sensación de volar. Por eso, cuando me preguntaban qué quería ser, decía que piloto, aunque muchos no lo veían viable. Pero después de Bachillerato, fue lo que más me tiró y aquí estoy», cuenta el fenés, que acude todas las tardes a la escuela y le encanta el hecho de «poder viajar».

Desde octubre ha notado que la instrucción es «bastante dura», pero que «si a uno le gusta, es flipante». «No es simplemente ir a clase y aprobar, es muchísimo más. Difícil, pero apasionante. Como se suele decir, sarna con gusto no pica», añade. A pesar de que le quedan «mucha teoría y horas de vuelo por delante», ya sueña con ser piloto de un avión comercial, aunque deja claro que no le importaría trabajar antes en otros sectores aéreos «con tal de poder volar».

«A mi madre le encanta que haya orientado mi vida hacia esto, pero está claro que le va a dar morriña no verme todos los días si me tengo que ir fuera. Y me gustaría mucho conocer mundo», concluye Álex, que en los últimos años ha destacado asimismo como ciclista de descenso y enduro a lo largo de la comarca.