Sito Sedes: «Voy a recopilar medio siglo de música para dar las gracias a mis amigos»

Ramón Loureiro Calvo
RAMÓN LOUREIRO FERROL / LA VOZ

FERROL

CESAR QUIAN

El cantante se muestra muy preocupado por el futuro de las grandes orquestas

30 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Sito Sedes (Piñeiros, Narón, 1946), todo un mito de la música popular gallega e histórico vocalista de Los Satélites, prepara un nuevo trabajo discográfico que quiere que sea, por encima de cualquier otra cosa, «un regalo y una muestra de gratitud hacia los amigos». Serán cuatro cedés, con una recopilación de medio centenar de temas interpretados por él desde 1970 hasta prácticamente la actualidad. «Voy a recopilar medio siglo de música para dar las gracias a mis amigos», explica el vocalista.

-¿Y cómo surgió la idea de llevar a cabo este nuevo proyecto?

-La idea surgió, en realidad, durante el homenaje que el Concello de Fene me hizo, hace dos años, en Sillobre, donde actué con Los Satélites. En ese momento me sentí tan arropado por la gente que vino allí de toda Galicia y por la que vino de fuera de Galicia, en especial la de Asturias, donde me quieren mucho, que vi que tenía que hacer algo para corresponder a ese afecto. Hay que saber dar las gracias a la gente que te quiere y que hace posible que te pasen cosas bonitas.

-Usted está viviendo una segunda juventud sobre los escenarios...

-Lo cierto es que yo nunca dejé del todo la música, pero jamás pensé que a los 74 años estaría recibiendo tantas ofertas para ir a cantar como hoy me llegan. Para mí este es el premio más importante de cuantos he recibido. Soy el primer sorprendido por todo esto. No hay premio más lindo que el cariño del público: eso es maravilloso, algo insuperable.

-¿Cómo está llevando usted, en el día a día, la soledad que rodea este tiempo de pandemia? ¿Le está afectando, de alguna manera?

-Me afecta muchísimo. En primer lugar, porque estoy pensando en todos mis compañeros del mundo de la música, que lo están pasando muy mal. Hay muchísima gente que ya está sin trabajo. Y hay orquestas que ya han desaparecido, que es algo de lo que nadie habla. Conozco muchos músicos que, para salir adelante, están empezando a trabajar en otras cosas. Algunos, por ejemplo, en el mundo de la hostelería, pero ahora la hostelería se ve obligada a cerrar también, y ellos están de nuevo sin trabajo.

-Las actuaciones en lo que se han dado en llamar «formatos reducidos», no logran paliar esa situación, imagino...

-No, claro. Los grandes espectáculos, que son de los que viven las principales orquestas, han desaparecido. Yo sigo actuando con aforos muy limitados, y por supuesto con todas las garantías sanitarias, y me hace muy feliz poder hacerlo, pero hay que recordar que yo no estoy exactamente en el circuito profesional, sino en otro ámbito. Es otra historia. Pero veo lo que sucede. Y no puedo dejar de pensar en los compañeros de la música que necesitan mantener a sus familias y que ya no pueden hacerlo.

-¿Volverán las verbenas de siempre?

-Esa es mi gran duda. No me atrevo a decirlo. Quizás lo que hemos conocido durante los últimos años ya no vuelva jamás.

«No me puedo quejar de mi vida, porque me regaló lo más bonito, poder cantar»

Sito Sedes no es hombre proclive a la melancolía. Pero sí a la nostalgia, que, como él mismo subraya a menudo, «no es exactamente lo mismo». Y le gusta recordar las verbenas del tiempo en el que daba sus primeros pasos en la música. Cuando las fiestas, en Galicia, eran algo, como él suele recordar también, que «hoy no es fácil imaginar».

—¿Cómo eran aquellas fiestas patronales en Galicia a mediados del pasado siglo?

—Las fiestas populares en Galicia, las de mi infancia y las de mi juventud, eran algo totalmente mágico. Nunca olvidaré las fiestas que vivía de niño en Sillobre, que es donde yo crecí. Solo puedo decir que todos los recuerdos que guardo de aquella época son preciosos. Mi padre, por cierto, cantaba muy bien. De hecho, cantó en el Real Coro Toxos e Froles. Y cuando estábamos en Sillobre, en las fiestas de San Ramón, mi casa se llenaba de familiares y él cantaba allí, en la sobremesa, y a mí aquello me parecía extraordinario. Era una delicia. Como era una delicia para mí, por supuesto, ir a ver a las orquestas al atrio, donde actuaban. Yo creo que no me puedo quejar de mi vida, porque me regaló lo más bonito que hay, que es poder cantar.

—Las verbenas estaban viviendo, hasta la llegada del covid, una nueva edad de oro...

—Vivían una nueva edad de oro, es verdad, pero ya eran distintas. No tengo nada contra ese tipo de verbenas, contra el mundo de la madrugada, pero no me gusta el botellón. A ir a la verbena tiene derecho todo el mundo. También la gente mayor, que además, por lo general, es la que paga la fiesta.

—¿Y ahora, tras el covid...?

—Pues es probable que el hecho de tener que proteger la salud también permita que las verbenas recuperen su esencia. No todo tienen que ser desmadres hasta que la noche se acaba.