![Vista de la central térmica de As Pontes.](https://img.lavdg.com/sc/dQD1C7LK0LySOnmpIkik0o_ZiFw=/480x/2022/03/12/00121647086882045524953/Foto/F24F2019.jpg)
La transición se ralentiza por la escalada de los precios del gas y permite a Endesa operar varios meses más, aunque se lanzan nuevos proyectos de fuentes renovables
14 mar 2022 . Actualizado a las 14:10 h.Ferrolterra es una comarca industrial y energética y eso, en marzo del 2022, es sinónimo de preocupación e incertidumbre. Aunque hace casi tres años la transición energética llegó abruptamente a la zona con la paralización de la actividad de la central térmica de Endesa, ese proceso se ha ralentizado, de forma que ya no está claro cuándo va a producirse la bajada de la persiana de esta instalación que durante décadas llegó a ser, por su potencia y eficiencia, una de las joyas del mix de generación del sistema eléctrico español.
Endesa continúa tramitando el cierre de su central pontesa —solicitado oficialmente en diciembre del 2019—, pero las últimas previsiones manifestadas por el consejero delegado de la compañía, José Bogas, apuntaron directamente a junio como la fecha tope en la que espera contar con la luz verde del Ministerio de Transición Ecológica.
Sin embargo, la escalada de los precios del gas que empezó a producirse el pasado verano dio una nueva oportunidad para las plantas de carbón como la pontesa que aún no habían cerrado sus puertas. La central registró hace dos meses una incidencia técnica lo que, unido, a unas revisiones posteriores, llevaron a que estuviese sin operar hasta el momento, aunque la previsión es que reanude su actividad en pocos días.
Pero para arrancar de nuevo, necesita mineral, que llegará, a bordo de un barco, a finales de la semana próxima. El buque portará 82.500 toneladas de carbón, que será desestibado en las instalaciones de la terminal descargadora de Endesa en el puerto exterior. A finales de este mes, no obstante, arribará también a Caneliñas otro navío, con 165.000 toneladas. En conjunto, suman cerca de 250.000, que garantizan que la planta pueda operar si así lo considera necesario el operador del sistema, los próximos meses. De hecho, la compañía ha extendido hasta finales de mayo las garantías de ocupación a los trabajadores de las firmas auxiliares, e igualmente la estancia de los empleados de Endesa que ya habían sido desplazados a otros puestos en diversas zonas geográficas y retornaron temporalmente para poder operar la central.
La escalada de los precios del gas —que a su vez ha propiciado que se desboque la factura eléctrica— es la causa que ha vuelto a hacer competitivas las centrales de carbón. Sin embargo, para otras compañías, principalmente las electrointensivas, el encarecimiento de las tarifas está haciendo inviable su operación. De hecho, la dirección de la siderúrgica naronesa acaba de pactar con su plantilla nuevas medidas para mantener la paralización de la actividad de la acería hasta el día 1 de abril. Como ya hiciera en Navidades, los operarios del horno —alrededor de 50— gastarán una semana de sus vacaciones de verano y también días de sus descansos semanales para propiciar que la empresa gane tiempo a la espera de que bajen los precios.
Megasa es uno de los casos extremos, aunque desde la Confederación de Empresarios de Ferrolterra, Eume y Ortegal (Cofer) ya se ha advertido que el coste eléctrico está amenazando la competitividad de las firmas de la comarca. En algunos casos, añaden, los responsables de las compañías están tomando decisiones «que afectan a su ritmo de producción».
Iniciativas nuevas
Pero no todo son malas noticias en el convulso sector energético. Navantia y Windar están acometiendo actualmente una inversión de 36 millones de euros para poder diversificar la producción que se lleva a cabo en el astillero de Fene en el ámbito del sector de la eólica marina. Desde el 2014, cuando ambas compañías se aliaron en este mercado, han fabricado estructuras para sujetar los aerogeneradores en el mar tanto de forma fija —con jackets tanto de tres patas como de cuatro— como flotante. Una vez que se materialice la transformación que se está llevando a cabo en la factoría, la antigua Astano podrá fabricar estructuras de una sola pata: monopiles de gran formato. Se trata de un mercado que genera más del 80 % de las cimentaciones de los parques que utilizan la fuerza del viento en el mar para producir electricidad.
Una nueva factoría
Por otro lado, también a este sector de las fuentes renovables pertenece el proyecto que Nervión Naval Offshore prevé acometer en la comarca ferrolana. Ha solicitado a la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao una concesión de unos 74.000 metros cuadrados de superficie para instalar una planta de ensamblaje de estructuras de eólica marina. Es la primera inversión estrictamente privada para poner en marcha una industria ligada a este segmento de mercado.
Tanto la Xunta, a través de la Consellería de Industria, como el Concello ferrolano, han manifestado su respaldo a este actuación, por cuanto consideran que se trata de un proyecto que recoge los objetivos de la transición energética: vendrá a sustituir en la dársena exterior el tráfico de carbón por uno ligado a las fuentes renovables con gran proyección de futuro.