Santiago Oliván: «Mitigar el dolor sin recurrir a pastillas no solo es posible, es lo ideal»

B. ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

Santiago Oliván, retratado en la clínica San Lorenzo de Ferrol, que abre sus puertas en la calle Sánchez Calviño
Santiago Oliván, retratado en la clínica San Lorenzo de Ferrol, que abre sus puertas en la calle Sánchez Calviño CESAR TOIMIL

El director de la clínica San Lorenzo de Ferrol y A Coruña acaba de recibir un premio nacional por su abordaje de la fibromialgia y el síndrome de piernas inquietas mediante terapias combinadas

12 may 2023 . Actualizado a las 16:48 h.

Santiago Oliván Bistuer (Huesca, 1953), director médico de las clínicas San Lorenzo de Ferrol y A Coruña, lleva más treinta años batallando contra el dolor. Cuenta que su madre padeció fibromialgia en un tiempo en el que apenas se sabía nada sobre esta dolencia. Y fue ese caso tan cercano y familiar lo que le llevó a especializarse en el abordaje del dolor crónico, un «mal invisible» que afecta a una de cada seis personas en España, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad. Su contribución al tratamiento de las molestias que acompañan a la fibromialgia y al síndrome de piernas inquietas le acaban de hacer merecedor del premio nacional Siglo XXI en la categoría de Tratamiento del Dolor.

—¿Qué significa para usted este galardón?

—Tanto mi equipo como yo lo sentimos como un reconocimiento a muchos años de trabajo y esfuerzo. Pero también es una motivación y un estímulo para seguir trabajando y esforzándonos para mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren dolor crónico.

—¿Qué tipo de dolor es el que lleva a más pacientes a su consulta?

—Tratamos sobre todo el dolor crónico de espalda y de las articulaciones derivado de hernias discales, protrusiones, artrosis, tendinitis o lumbalgias. Pero también atendemos bastantes casos de fibromialgia y síndrome de piernas inquietas.

—¿Eliminar o mitigar ese tipo de dolores sin recurrir a las pastillas es posible?

—No solo es posible, sino que es lo ideal, porque la morfina y los opiáceos tienen muchos efectos secundarios, sobre todo alteraciones a nivel del sistema nervioso y problemas de tipo digestivo, y además pueden crear dependencia. Por eso nosotros en la clínica tratamos el dolor con técnicas no invasivas y las mínimas dosis de fármacos. Incluso tenemos pacientes que ya no toman ningún medicamento porque no les hace falta.

—¿A qué tipo de técnicas se refiere en concreto?

—A los pacientes con fibromialgia, síndrome de piernas inquietas y dolores crónicos de espalda o articulaciones les prescribimos un tratamiento de choque que se desarrolla a lo largo de diez o doce sesiones en las que combinamos técnicas de la medicina física, como el láser de alta intensidad en puntos de acupuntura, la diatermia y la neuromodulación, con otras de la medicina biológica, como la ozonoterapia. También utilizamos la fitoterapia, técnicas de nanotecnología y fármacos de apoyo cuando hacen falta. Hay pacientes que llegan con muchas pastillas y se las vamos retirando poco a poco hasta que ya no las tienen que tomar.

—¿El dolor se va reduciendo de forma progresiva?

—Así es. A medida que se avanza en las sesiones, el paciente va evolucionando y el dolor se va reduciendo. Una vez se concluye el tratamiento de choque, lo que hacemos es un mantenimiento, con una sesión cada dos o tres meses.

—¿Cuál es el éxito de este tratamiento?

—Estamos con porcentajes muy altos, de entre el 80 % y el 90 %, incluso con pacientes que llegan con el problema ya muy avanzados, porque, por general, la gente que sufre dolor crónico recurre a nosotros cuando ya han estado a tratamiento con opiáceos, morfínicos y otros analgésicos sin obtener resultados. Hay patologías en las que no queda más remedio que recurrir a estos medicamentos, pero en otras, como las que nosotros atendemos, no son más efectivos que el placebo, según han demostrado ya varios estudios científicos.

Un recuerdo para su gran maestro

Tras licenciarse en Medicina por la Universidad de Zaragoza, Santiago Oliván inició un largo camino de formación para especializarse en el tratamiento del dolor. Cursó tres másteres sobre Anestesia y Medicina del Dolor, Medicina Deportiva y Salud Gerontológica. Y durante muchos años trabajó codo con codo con el catedrático José Manuel Martínez Vázquez, otro «entusiasta de la medicina del dolor», al que considera su «gran maestro» y para el que tuvo un recuerdo especial en la entrega de los premios Siglo XXI.