Todo un grillo

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

Ramón Loureiro

09 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Creo que ya alguna vez les he dicho que una de las obras literarias que más me fascinaron en mi infancia es Las aventuras de un grillo, del doctor Ernesto Candeze. Una historia, iluminada con preciosos dibujos, que leí en los viejos tomos de El mundo ilustrado, revista de finales del siglo XIX que se editaba en Barcelona, no sé si semanal o quincenalmente —no confundir con la publicación del mismo nombre que se publicó en México algunos años más tarde—, y que, cada no sé cuántos ejemplares, se encuadernaba, dando lugar así a unos maravillosos libros que antes se conservaban en muchas casas (sin ir más lejos, en la nuestra). Aquella publicación, a la que le debo tantas horas felices, llevaba por subtítulo Biblioteca de las familias. Y sus páginas, como la propia cabecera subrayaba, estaban dedicadas todas ellas a la historia, los viajes, la ciencia, las artes y la literatura. A mí me gustaba, sobre todo, la aventura que el grillo vivía en el interior de un hormiguero; o lo que le ocurría al encontrarse con unas luciérnagas (porque eran luciérnagas, ¿no?); y no me extrañaba en absoluto que aquellos pequeños insectos hablasen, y además con tanto refinamiento. Por cierto: en El mundo ilustrado fue, también, donde por vez primera leí nombres como los de Edmundo de Amicis, que relataba su viaje por Marruecos, o como el del vizconde de Chateaubriand, del que se recordaba su paso por Canadá durante su estancia en el Nuevo Mundo.

(Nuestro venerado Chateaubriand hoy es un clásico entre los clásicos. Y Edmundo de Amicis es el espejo de un país entero. Pero de Candeze ya nadie se acuerda, y a mí me da mucha pena).