Quico, de Cisa Iluminación, se jubila: «Me da pena que se quede sin relevo porque es un negocio funcionando»

FERROL

Federico González Varela en su comercio, Cisa Iluminación, que cierra por jubilación.
Federico González Varela en su comercio, Cisa Iluminación, que cierra por jubilación. JOSE PARDO

Federico Pérez Varela echa la verja después de 40 años trabajando como electricista: «El comercio da mucho trabajo, pero es hora de vivir»

19 oct 2025 . Actualizado a las 21:22 h.

El escaparate de Cisa Iluminación, en la calle Hernán Cortés de Ferrol, luce desde hace unas semanas con un cartel de liquidación. Su dueño, Federico Pérez Varela, al que todos conocen como Quico, se jubila el próximo mes de diciembre después de «40 años cotizados» como electricista. Los últimos 27, ya como autónomo. «Me da pena que se quede sin relevo porque es un negocio funcionando», reconoce.

Pero a Quico le toca descansar y «pasar tiempo con el nieto». De hecho, ha adelantado once meses su jubilación porque «hoy estás bien pero nunca sabes cómo vas a estar en un año». Empezó a trabajar en un comercio de su hermano y en 1998 se decidió, junto a su mujer, a montar su propio negocio. Primero en la calle río Castro y, después, en su ubicación actual, en el mismo barrio donde ya trabajaba para su hermano. «Ya conocía esta zona y la gente me conocía también. Apostamos por ella porque ya estábamos aquí instalados», cuenta.

Desde entonces, él se dedica a hacer instalaciones o reparaciones en las casas, mientras que una empleada atiende el mostrador del comercio, donde se pueden encontrar todo tipo de material eléctrico, desde lámparas decorativas a bombillas de todos los tamaños. «Todo el mundo de esta zona lo llama a él, lo quieren mucho», reconoce Marta, empleada desde hace siete años. Cuenta que empezó a media jornada, pero el volumen de trabajo hizo que acabara a completa. Tienen la libreta llena de avisos. «El comercio te trae mucho trabajo. En nuestro caso no tanto de venta como de instalación. Hay empresas de electricidad que se dedican a grandes instalaciones, pero gente como nosotros que las haga también pequeñas o haga reparaciones no hay tanta», explica Federico Pérez.

Es por eso que le gustaría encontrar un relevo. «Es una pena que esto no lo cogiera alguien. Si apareciera algún interesado en seguir el negocio, hablaríamos de traspasarlo», comenta. «Si montaran aquí un comercio tipo ferretería y de material eléctrico, sería genial», añade Marta, que si no se anima a coger el relevo es porque, en su caso, tendría que encontrar a alguien que hiciese las instalaciones. «No hay paro de electricistas», dice Quico.

Explica que a la falta de mano de obra para oficios como la albañilería o la electricidad, se suma la jubilación del baby boom, generación a la que pertenece. En Ferrol, eso se ha traducido en que dos de los pocos comercios de este tipo, hace un año Iluminación Antonio y ahora Cisa, se vean abocados al cierre por falta de relevo. Por suerte, el primero ya encontró relevo. Quico, que es su amigo, guarda muy buenos recuerdos de él: «Cuando empezamos de cero, Antonio dejó trabajo para pasárnoslo a nosotros, nos apoyó mucho. Ahora nosotros le pasamos avisos a Camilo, el chico que cogió el comercio».

Federico Pérez insiste en la necesidad de mantener vivos los comercios de barrio como el suyo «porque al final lo que busca la gente es que le expliques las cosas, que le des una solución a su problema». El asesoramiento y la instalación que hacen de todos los productos es lo que los diferencia de las grandes superficies comerciales. «El trato personal vale mucho», argumenta Marta. Explica que cuando un cliente le lleva una pieza y ella no sabe qué hacer, le manda una foto a Quico y, al momento, este le llama con la solución. «Es lo que tiene llevar 40 años dedicándote a esto», dice él.

Reconoce que después de tanto tiempo, su comercio «es su vida» y va a echar de menos el trabajo. «Me da pena porque a mí me gusta el trato con la gente. Valoro mucho la confianza que han tenido. Quiero dar las gracias a todos los que nos han ayudado y a los clientes», confiesa: «Pero ahora toca descansar. Y vivir».