Musaraña crea un mural en A Capela que grita contra la violencia de género: «Ha causado mucho impacto»

ANA F. CUBA A CAPELA / LA VOZ

A CAPELA

De izquierda a derecha, Vanessa, Quico, Uxía y Ariadna, cuatro de los cinco autores del mural, delante de la primera escena
De izquierda a derecha, Vanessa, Quico, Uxía y Ariadna, cuatro de los cinco autores del mural, delante de la primera escena CEDIDA

Como en un relato de miedo y esperanza, una mujer amenazada encuentra libertad y refugio en el monasterio de Caaveiro y las Fragas do Eume

10 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La pared circular que forma parte de la fachada del consistorio local de A Capela ha dejado de ser gris. El colectivo Musaraña, que funciona desde 2018 coordinado por Quico Souto (Ferrol, 1961), profesor de Dibujo del IES Concepción Arenal, ha diseñado y pintado un mural que es un grito silencioso pero muy potente contra la violencia de género.

El terror generada por hombres que actúan como monstruos
El terror generada por hombres que actúan como monstruos

La propuesta surgió del Concello de A Capela y le dieron forma Souto y sus compañeros Vanessa López (Ferrol, 2006), Uxía Castro (Narón, 2008), Ariadna Escudero (Ferrol, 2004) y Manu Rico (Ferrol, 1986), casi todos exalumnos.

La mujer que logra huir hacia la libertad, en una escena de la obra
La mujer que logra huir hacia la libertad, en una escena de la obra

La obra, de unos tres metros de alto y unos trece de largo, narra la desesperación y el pánico de una mujer amenazada por varios hombres, que logra huir «hacia la libertad», como indica Souto, simbolizada por el monasterio de Caaveiro y las Fragas do Eume, un lugar seguro donde encontrar refugio, a salvo de quienes trataban de agredirle. Durante los trabajos, que duraron un mes, se detuvo mucha gente a ver cómo evolucionaba la pintura.

El monasterio de Caaveiro y el parque natural, uno de los elementos centrales del mural
El monasterio de Caaveiro y el parque natural, uno de los elementos centrales del mural

«Ha causado mucho impacto, se paraban las señoras y decían: ‘Moi ben, tedes que facer algo, as mulleres somos iguais ca os homes'», comenta Souto. La mayor dificultad se debió a la textura del forjado de hormigón, muy irregular, y a la pintura, que requirió un tratamiento especial para poder recubrirla y plasmar esta creación, que refleja una inquietud social y el compromiso del Concello y los autores contra la violencia machista.