Zeltia Rodríguez: «Me quedé prendada de los bordados, fue amor a primera vista»

Antía Díaz Leal
Antía Díaz leal A CORUÑA / LA VOZ

CEDEIRA

La diseñadora y bordadora Zeltia Rodríguez Sedes, en su taller de A Coruña con algunas de las creaciones que realizó para la colección de la firma De los Aires.
La diseñadora y bordadora Zeltia Rodríguez Sedes, en su taller de A Coruña con algunas de las creaciones que realizó para la colección de la firma De los Aires. ÁNGEL MANSO

Su marca lleva el bordado tradicional al mundo de las joyas

06 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Que la vida te lleva a veces por caminos insospechados es algo que sabe muy bien Zeltia Rodríguez Sedes (Cedeira, 1982). Esta artesana afincada en A Coruña, especializada en bordado al aire, los que lucen los trajes tradicionales gallegos, llegó a esta técnica gracias a una clase de pandereta, y ahora crea joyas únicas.

—Estudió Diseño Gráfico, pasó un tiempo fuera de Galicia, y al volver se apuntó a clases de pandereta para hacer amigos. ¿Cómo aparece el bordado en esta historia?

—Fue así, escalonado. Al volver, el círculo de amigos era más cerrado, cada uno habíamos llevado nuestra vida a otros sitios. Tenía un compañero con el que iba a foliadas, me gustaba cantar y me apunté. A final de curso teníamos actuaciones, y cuando me vestí con el traje tradicional me quedé prendada de los bordados, fue amor a primera vista.

—¿Y cómo aprendió a bordar?

—Tardé bastante tiempo en encontrar a una persona que me enseñara. Me enseñó Telly Misser, que formaba parte de Donaire. Yo había estado antes con otras chicas, pero quien realmente me enseñó lo profundo, lo importante, y donde me enamoré, fue con Telly, con su forma de trabajar, esa delicadeza, lo transmite súper bien.

—¿Es difícil?

—Es para gente paciente. De hecho, yo no era muy paciente y a raíz de esto he desarrollado una paciencia que no sabía que tenía. Es un trabajo que es muy delicado. Yo creo que la gente a la que le gusta aprender manualidades o actividades que tienen que ver con las manos es gente que le gusta la delicadeza, que le gusta que esté bien hecho.

—Pero no borda para trajes tradicionales, sino que hace joyas con esta técnica. ¿Cómo surgió esta idea?

—Yo, una vez que aprendí, tuve claro que quería dedicarme a hacer bordado al aire. Sí que veía que el tema tradicional era muy limitado, porque el público es mucho más pequeño. Y un día haciendo una prueba, lo coloqué sobre la piel y dije «¡esto queda monísimo!». Y entonces a partir de ahí empecé a trabajar con los patrones tradicionales, a ir cogiendo diferentes partes, juntándolas, separándolas. Cada patrón tiene sus complicaciones, entonces aprender a ver objetos individuales no es fácil. Una vez que vas cogiendo práctica, va creciendo, y ahí surgió el tema de las joyas.

—¿En qué se inspira para diseñar?

—Realmente me dejo llevar mucho por lo que me encuentro en ese momento. Sí que me he dado cuenta, con el paso del tiempo, de que soy muy de naturaleza. De flores, de plantas, que son cosas que me encantan. Y a partir de ahí, una vez que se hace el patrón, hay que escoger materiales.

—¿Con qué materiales se hace este bordado?

—El tradicional se trabaja con soutache negro, cortadillo o cristal checo, que son los abalorios. Los tradicionales son el negro, el claro de luna, y el Bristol, que hace aguas de azules, verdes, dorados. A la hora de crear puedo utilizar cualquier color, pero tiro al negro porque mi trabajo es un homenaje al traje tradicional. Me gusta conservar esa parte, no perder esa esencia. Que se vea que viene de ahí.

—Alborada, alalá, arrolos, muiñeiras... los nombres de sus joyas son muy evocadores.

—Quería que todo recordase a Galicia. Al estar unos años fuera lo echas de menos, la tierra se echa de menos. Quiero que las piezas te recuerden a tu tierra.

—Tradición, pero también innovación...

—Hay que perder el miedo. Cuando empecé, alguna gente pensaba que se desvirtuaba, pero con el tiempo se han dado cuenta de que le da más valor.

Qué hace: Además de vender sus piezas, da clases de bordado al aire en el Fórum Metropolitano los martes por la mañana, y en Entra y Teje (calle Meira, 7) los martes por la tarde. Alterna los sábados por la mañana en este mismo local y en la Asociación Folclórica e Cultural Orballo, de Pontedeume.

«No me esperaba que mis pendientes llegaran a la gala de los Goya»

La actriz Lucía Veiga contactó con ella a través de una amiga porque quería lucir sus pendientes Alalá en la última gala de los Goya, en la que estaba nominada por su papel en Soy Nevenka.

—¿Se imaginó alguna vez sus pendientes en esta alfombra roja?

—¡No me lo esperaba para nada! Una chica que me sigue me dijo que Lucía quería llevar mis pendientes. Es que en algún momento nos tocaba coincidir, es vecina de Os Mallos como yo y también estaba en Xacarandaina y yo estuve allí muchos años. Ella lo tenía clarísimo, y fue todo muy fácil, y la verdad es que estaba espectacular, guapísima.

—No era su primera gala: hace años que colabora con De los Aires para vestir a María Mera en los Mestre Mateo.

—Sí, en el 2023 vistieron a María Mera con un traje que llevaba un top en impresión 3D al que yo apliqué bordado al aire. En 2024 le hice un top jugando con volumen, fue todo un reto. Y esto nos llevó a colaborar con la colección Kiori, que presentaron la semana pasada. Ellos me dijeron que buscaban una estructura, y yo dije «vale, sí a todo». Cuando se trabaja con alguien no hay límites, con ellos siempre es un punto más. Al trabajar con otras personas te preguntan: «¿Se puede hacer esto?». Siempre necesitas a alguien que, aparte de tus ideas, te dé otra visión para llegar a cosas que nunca creías que podías llegar a hacer.

—¿Qué proyectos tiene pendientes?

—El día 11 voy a hacer una presentación de marca enfocada a la gama de atelier. Será en Entra y Teje, y tiene su porqué. Es una tienda de lanas, yo crecí rodeada de lanas [sus padres hacen tapices], su dueña fue alumna de mi padre. Es un poco la evolución de donde naces hasta el momento en que estoy ahora.