Reflotan el pesquero de Cedeira que se fue a pique en agosto: «Fue el mayor susto que tuve, intentas salvar la vida»
CEDEIRA

Capitanía Marítima ordenó recuperar el barco que naufragó en la entrada de la ría tras golpear contra un bajo y en el que iban cuatro personas, todas ilesas
08 oct 2025 . Actualizado a las 04:46 h.Al cedeirés José Manuel Yáñez Nebril, Zapa, aún le dura el impacto de ver cómo su barco naufragaba. Iba a bordo del Mañón Un, del que es armador y patrón, cuando, a diez minutos del puerto, el casco golpeó contra un bajo. «Es fastidiado. Fue el mayor susto que tuve nunca en el mar, y tengo 60 años. La impresión por el choque es grande, te quedas unos segundos sin saber qué hacer, cómo reaccionar, te parece una eternidad... hasta te cuesta ponerte el chaleco (y eso que cada dos meses hacemos un simulacro por el tema de riesgos laborales), ves cómo sube el agua y el barco escorado. Pasas miedo, intentas salvar la vida», relata mes y medio después del naufragio.
Ocurrió el 19 de agosto, sobre las dos y media de la tarde, cuando regresaban al muelle. «Habíamos salido de madrugada... levantamos el aparejo [...], y ya estábamos poniendo las defensas para atracar, a unos diez minutos, por detrás del espigón, con el pescado ya escogido y el libro cubierto. Y aun encima con buena pesca ese día... Es un sitio por el que pasas todos los días», recuerda. Tanto él como los tres marineros, dos indonesios y un cedeirés, salieron ilesos y fueron rescatados de inmediato por la lancha Percebiño, que acababa de entregar Salvamento Marítimo a Cruz Roja, en su base de Cedeira.

Desde hace unos días, el Mañón Un, una embarcación de pesca artesanal de 13,20 metros de eslora, se encuentra en el puerto. Capitanía Marítima ordenó reflotarla. «Aunque es de madera, que acaba destrozándose [sumergido], al estar dentro de la ría le pedimos al armador que lo reflotara, a través del seguro», explica el capitán marítimo de Ferrol, Jorge Cao. Aclara que no todos los barcos que se van a pique se reflotan: «Si puede ocasionar un trastorno para la navegación (lo que depende del calado que haya en esa zona), se saca».
«En este caso no afectaba ni hacía daño, al ser de madera y tener poco combustible (gasoil, con una pérdida poco significativa) —reitera—; pero se hizo la operación por dónde estaba. Hubo que esperar a tener buen tiempo, además de elaborar un plan de reflotamiento, que a veces se hace mediante globos, con aire, y otras con grúa, dependiendo de las características y de dónde esté», explica Cao.
El Mañón Uno era el quinto barco de Yáñez Nebril. El primero lo heredó de su padre, que se dedicaba al mar, igual que su abuelo. Él trabajó en la carnicería de su madre hasta los 17 o 18 años, cuando le dieron «permiso» para enrolarse: «Aún no era obligatorio pagar la Seguridad Social». El naufragio de agosto no fue el único disgusto que le ha dado el mar. «Iba a hacer un barco de fibra y ardió el astillero, nunca me lo entregaron», cuenta.
Ahora toca volver a empezar, y para eso necesita otra lancha: «De madera no puede ser porque las compañías no lo quieren asegurar, y de fibra menos de 180.000 o 200.000 euros no hay nada». Sin el mar cuesta. «Llevo dos meses sin trabajar y me estoy comiendo la cabeza, los tres tripulantes están en el paro, y yo tramitando el cese de actividad por fuerza mayor [...], y aún no hemos visto ni un euro del paro biológico [del pulpo]», explica.