Los límites entre ambos concellos parten en dos un polígono «comercial» y varios barrios
28 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Una calle en la que los vecinos de los números impares pagan impuestos en Narón y los de los portales pares, en Ferrol. La caprichosa separación administrativa entre los dos municipios deja barrios divididos y a residentes en el limbo. Los vecinos «raianos» de esta particular ciudad continua tienen claro que estar de uno u otro lado, aunque no marca, sí importa; y tiene consecuencias para su día a día.
No es única, pero la situación que se vive en la calle Xaquín Bruquetas, de Santa Icía, evidencia la inmensa cercanía y a la vez la enorme distancia que separa a las localidades que dirigen Suárez y Ferreiro. Explica el presidente de la Asociación de vecinos Trasancos, Dositeo García, que el caso de la urbanización Albatros resulta paradigmático.
Los niños estudian en Narón, los servicios de limpieza del citado ayuntamiento gestionan su basura y fueron los operarios naroneses los que reorganizaron la calle para hacerla más transitable... pero sus moradores pagan impuestos en la ciudad naval. «Isto non ten nin pes nin cabeza, porque en realidade, a vida fana en Narón», aunque recuerda que el Sergas los obliga a desplazarse a la plaza de España, estando el centro de salud naronés a menos de un kilómetro..
«Hai problemas coas beirarrúas da zona dos chalés, un tema que Ferrol non resolve e se quixese, Narón non podería, porque non é seu», explica García, que incide en que «con boa vontade, e unha colaboración real entre os concellos, estes problemas poderían desaparecer».
A la colaboración alude Andrés Medín, el presidente de los vecinos de O Bertón-San Xoán, el barrio ferrolano con el que limita A Solaina, aunque lo hace sin convicción. Recuerda que, en su momento, Xoán Gato, el histórico regidor naronés, planteó una actuación conjunta para mejorar la zona de O Espiño, y quedó en nada. A pesar de las bondades de compartir servicios, lo ve imposible. «Te cansas de reclamar mejoras, te mandan de concejal en concejal y, salvo buenas palabras, no sirve de nada», sostiene Medín en relación a la administración local ferrolana, una opinión que comparte Rodríguez. «Aquí -en Narón- hai moitas cousas que non funcionan ben, pero non hai comparación».
Imagen repetida
«O Espiño está completamente abandonado. Es una zona con muchísimo tráfico, con un mantenimiento nulo y con contadas aceras. El riesgo es enorme», apunta Medín, quien recuerda que los vecinos se acercan a diario hasta A Solaina para hacer sus compras. Y denuncia que solo durante el pasado año se registraron en el vial ocho atropellos.
«Como no voy a entender que los vecinos reclamaran incorporarse a Narón -algo que se planteó en 2010-. Y si mañana vuelven a pedirlo, yo me sumo», espeta. Anota que un simple paseo entre O Espiño y A Solaina revela dónde empieza y donde termina uno y otro municipio, por la diferencia de mantenimiento y los servicios existentes.
Aunque la línea no solo divide barrios. En A Gándara, parte en dos el polígono industrial que, como apunta José Ramón Franco, presidente de la Asociación de Empresarios Ferrolterra, es el «principal núcleo comercial de la comarca» y debiera ser «el espejo en el que nos miráramos». También allí la falta de colaboración entre las administraciones -«ni hay un ente de conservación ni una apuesta conjunta por dotarlo de más infraestructuras»- y las diferencias entre concellos son más que evidentes. Su discurso calca, en buena medida, el de los vecinos, en lo referente al mantenimiento. «Tal vez pagamos algo más de tasas en Narón que en Ferrol. Pero en agilidad y en capacidad de atracción, Narón gana con creces», concluye Franco.