El Plan Básico Autonómico cambia las fronteras de Miño en 14 lugares

Dolores Vázquez MIÑO /LA VOZ

PONTEDEUME

cesar delgado

El Concello impulsa una campaña a nivel autonómico para buscar una solución

02 may 2019 . Actualizado a las 18:21 h.

Las fronteras de Miño han mudado y lo han hecho sin que los vecinos afectados y el propio Concello fuesen alertados de ello. El Plan Básico Autonómico (PBA), aprobado el pasado julio, es el que establece nuevos límites al municipio. Este documento «constitúe unha ferramenta dinámica que resulta indispensable para plasmar sobre o territorio a complexa realidade da normativa sectorial e dos instrumentos de ordenación do territorio, así como a identificación dos asentamentos de poboación existentes: permite dispoñer de toda a información relevante dende o punto de vista territorial, actualizada e de acceso universal, en todo o ámbito da nosa comunidade autónoma», según la Xunta, pero en la práctica solo en el caso de Miño supone un cambio de delimitaciones en 14 puntos.

El Concello se dio cuenta de los nuevos lindes a raíz de los problemas surgidos con un camino en Boebre, el de Bollo, que se pretendía asfaltar con un plan provincial, una partida por la que se optó por cambiar el destino ya que ese vial, según el PBA, se encuentra en territorio de Pontedeume. El cambio se debatió en uno de los últimos plenos, no exento de polémica.

El alcalde miñés, Ricardo Sánchez, remarca que «se trata de un problema a nivel autonómico» y ya ha alertado a la Fegamp para buscar una solución. «Miño tiene 14 zonas afectadas por las anomalías entre el Plan Básico Autonómico definido por los límites marcados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Plan Xeral de Ordenación Urbana», resalta el regidor.

Considera que no es un tema desdeñable ya que en el caso de Miño afecta a una zona de suelo urbano, tres de núcleo rural y diez de suelo rústico. Así, en Perbes el terreno es suelo urbano, en Bollo afecta a un núcleo rural, mientras que en Berrugueiro, lo hace a una zona de monte y suelo rústico. En Castro de Andrade también es en zona rústica, en As Coruxas a los límites del concello con Vilarmaior, en el caso de Bremea de Abaixo afecta a un núcleo rural y en monte Redondo, a suelo rústico. También cambia la delimitación en monte de Aguiro, suelo rústico que limita con Vilarmaior; a dos parcelas de O Tres en núcleo rural y a varias fincas del núcleo rural de Anido. En el caso de Pena da Igrexa, A Barteita y O Mosqueiro los cambios se producen en suelo rústico y en Bemantes-Lambre también es zona rústica y supone un cambio en los límites con Paderne.

Las anomalías surgen, según señala el departamento técnico del Concello, debido a que el planeamiento se desarrollaba hasta hace meses siguiendo los límites catastrales o los límites de la Xunta, o bien en función de los límites registrados en los planes generales de los concellos limítrofes. Miño cuenta con plan desde el 2003. Las nuevas delimitaciones son un problema que afecta a todo el territorio gallego, entienden, y que en el caso de Miño conllevaría afecciones no solo a este concello sino a los municipios limítrofes de Pontedeume, Vilarmaior y Paderne.

El gobierno de Miño, tras pedir asesoramiento técnico, ha iniciado contactos con la Fegamp para habilitar a través de la Xunta una línea de modificaciones a nivel autonómico, ya que según los expertos es el camino más rápido y correcto para tramitar estas modificaciones con el Instituto Nacional Geográfico. Además, tiene previsto llevar a cabo dos asambleas informativas con los vecinos afectados para que estén al tanto de los trabajos llevados a cabo al respecto.

Entre la incredulidad y el hastío por los cambios

«A panadería é de Miño», explica Almudena Corral, que lleva desde hace tres años atendiendo la panadería de Boebre, que ahora pasaría a Pontedeume. El negocio lo regentaban antes los vecinos de Bollo número 1, que reconocen que «estabamos antes todo en Pontedeume, non había sumidoiros, pero pagábamos alí a auga, pero cando empezou a recollida de lixo viñan os de Miño e fixemos un escrito e amañouse todo». El ser de Miño les gravó notoriamente la instalación del teléfono, «saíanos máis barato en Pontedeume», recuerda todavía María José Barros, que se reconoce contenta con ambos concellos. Su marido también recuerda lo gravoso que fue en su día instalar ese servicio solo por el supuesto cambio de territorio municipal y se pregunta quién compensa este tipo de operaciones.

«É un pouco caos», dice otra vecina, Pilar Santiago, cuya familia aún aportó escrituras antiguas al consistorio para aclarar los problemas con los límites. «En 1890, las escrituras dicen que está en Miño», comenta. Lleva 30 años en una casa que compraron al pie de la carretera y por la que también llegaron a pagar servicios públicos a dos consistorios.

En otra de las casas afectadas, la número 2, sus inquilinos desconocen que haya habido algún cambio en la frontera que los lleve a dejar de ser vecinos de Miño. Hasta el momento la margen derecha de la vía en ese punto era Miño, aunque Pontedeume era la de enfrente.

En Boebre hay vecinos que llevan meses movilizados por los cambios en las líneas divisorias y señalan, tirando de ordenador ya que los mapas del PBA son accesibles, los distintos meandros que hacen las líneas si se consulta ese documento o la información del catastro. «O problema está aí», resaltan.