Los peligros de la carretera de O Val: ni un paso de cebra y exceso de velocidad

VALDOVIÑO

«Non poden poñer un paso cada vinte metros, pero non hai nin un»
09 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En las últimas semanas, la carretera que une Ferrol con Valdoviño, la AC-116, ha registrado dos graves accidentes a su paso por la parroquia naronesa de O Val. Un joven resultó gravemente herido al ser arrollado por un coche cuando cruzaba por la zona de Baltar. «La carretera está muy bien, pero los coches pasan mangados, deberían poner algo para hacer que frenen un poco. El atropello fue el primero que vimos aquí, pero colisiones hay más constantemente», lamenta Roberto Casal, que lleva seis años al frente del estanco de O Val. Pocos días antes del grave atropello, a pocos metros, dos coches se golpearon cuando uno salía de la cooperativa de O Val para incorporarse a la general. Y es que hay varios puntos peligrosos a lo largo de los doce kilómetros de este vial que conecta los municipios de Ferrol con Valdoviño, atravesando Narón por la parroquia de O Val y la parroquia valdoviñesa de Meirás, y que carece de servicios como un simple paso de cebra.
Miriam Santamaría aparca al lado del estanco por cuestiones laborales. «Vengo casi todos los meses y es alucinante que esta carretera, que a mi parecer está a una velocidad alta y hay negocios y casas, y que no tenga ni un paso para peatones», cuestiona. Por el arcén opuesto camina Nerea, una menor vecina de este entorno de O Val. Estudia en el instituto de Narón y camina por el borde de una carretera que también carece de aceras para llegar hasta la parada del autobús. Agradece no tener que cruzarla para esto, aunque sí debe hacerlo para llegar hasta el pabellón para entrenar.
El exceso de velocidad y la falta de aceras en muchas zonas son algunas de las principales críticas, además de la ausencia de pasos de cebra: no hay un solo paso habilitado para peatones. «Eu non digo que poñan en toda a carreteira, pero ¿nin pra cruzar á farmacia?», advierte Manuela Naveiras. Reside en el entorno y acude hasta el despacho farmacéutico con su nieto. Deben ir hasta la carretera general, caminar varios metros por el arcén hasta la zona de la gasolinera y cruzarla. «Entendo que non podan poñer un cada vinte metros, aquí está a cooperativa tamén, hai varias cousas... pero un en toda a carretera non viría mal», valora Manuela. Señala que ella no ha vivido ningún susto en sus carnes.

«Los coches pasan ‘volaos' por esta recta y te adelantan donde vean, esté permitido o no»
Avanzando por la carretera en dirección Valdoviño hay un nuevo punto conflictivo: una pequeña recta a 70 kilómetros por hora donde están permitidos los adelantamientos a pesar de que al pie del vial hay negocios y viviendas. «No es normal que cuando arreglaron y pintaron la carretera justo aquí delante pusieran línea discontinua para permitir adelantar. Hay coches aparcados a ambos lados de la carretera, un negocio del que sale y entra gente cada día... Y este tramo pequeño lo dejan en línea discontinua y a 70 kilómetros por hora», critican desde el café bar Marinito. Desde el bar señalan que «casi todos los días» escuchan frenazos delante de su establecimiento y ya se han llevado algún susto. «Ya hubo un par de trastazo, pequeños, pero bueno...», recuerdan. Peor suerte corrió el bar vecino de la misma carretera, ubicado ya en el municipio de Meirás, contra el que se empotró un coche el pasado verano.
Jesús Luaces aparca su moto frente al café bar. Viene desde «al lado», señala, la zona de Baltar. «Lo más fuerte que veo es que los coches pasan volaos por esta recta. Yo vengo en moto y el tramo desde el cruce hasta la rotonda de San Mateo es todo línea continua, pero les da igual, te adelantan cómo les da la gana», advierte. Él se mueve en moto, pero su mujer «es más andarina» y recalca que echa en falta muchos tramos de acera y pasos de peatones. «Tiene un grupo con el que hace muchas rutas de senderismo y en parte dejaron de ir porque cuando se tenían que meter a la general era un peligro, aunque van con chaleco y de todo. Y la gente pasa mangada», lamenta.
José Méndez Saavedra reside en la zona de Santa Margarida y acude a diario a tomar café con los amigos. «Vengo todos los días en coche y aparco donde puedo·, comenta. Y es que, a pesar de residir en la misma parroquia, no hay una acera constante hasta este núcleo. Por ello se mueve en coche. «Yo si que no cruzo la carretera andando», incide.