Conchi Martínez, gerente de la Cooperativa de Lago, en Valdoviño: «Tener los servicios cerca vale mucho, como se vio en el apagón»

Conchi Martínez (Meirás, Valdoviño, 1978) se declara «estresada, pero feliz» al frente de la Cooperativa de Lago, «la más pequeña» de las tres sociedades del municipio. Se constituyó en 1963 con sección lechera y comercial, agrotienda y algo de ferretería, y más adelante, cuando la actividad agroganadera fue decayendo, se abrió el supermercado. Martínez estudió Relaciones Laborales y un ciclo de Administración y Gestión Comercial, hizo las prácticas en la cooperativa de Meirás, trabajó durante doce años en la de Covas, dio el salto a la banca y seis años después aceptó el puesto de gerente de la Cooperativa de Lago. «En el banco no estaba fija, fue una etapa bonita, con muy buenos compañeros, requería mucha disponibilidad pero me gustaba... y cuando me llamaron de aquí dije: ‘Venga, a cambiar de aires'», relata.

Hace tres años que aterrizó en Lago, en una cooperativa con «solo» ocho personas en plantilla, alrededor de 600 socios y unos cinco millones de euros en depósitos. «Hay gente que no sabe que tenemos sección de crédito, damos préstamos personales, no hipotecarios, y los socios pueden domiciliar su nómina, su pensión y sus recibos, como en cualquier entidad; y tienen tarjetas y transferencias gratuitas. Hay una empleada y yo le ayudo cuando hace falta o la sustituyo. Aquí pueden venir a realizar cualquier gestión o a sacar dinero (no tenemos cajero, estamos viendo la manera de instalar uno propio, solo para socios), estamos de 9 a 14 horas, de lunes a viernes, y los lunes, miércoles y viernes, también de 16 a 19; los sábados atendemos con cita previa o ante una urgencia, cosas puntuales», detalla.

Martínez ha intensificado la labor comercial para ganar masa social. Enumera algunos de los servicios que ofrece la sociedad y las ventajas de los socios: «En el bufete de abogados con el que trabajamos tienen el 20 % de descuento, igual que en la gestoría, y en el taller mecánico que tenemos alquilado, un 10 %». «La cooperativa es de los socios, sin ellos no funcionamos, y creo que podríamos ser más [...]. Hay gente que no se da cuenta del valor que tiene al lado de casa y no sabe aprovecharlo», sostiene. «Que les llega una carta de Hacienda, les ayudamos a responder... y así con cualquier papeleo», insiste.

La gerente también se ha empeñado en ganar clientela para el supermercado, el centro de actividad de la cooperativa. «Somos la única pescadería de Valdoviño y tenemos una pescadera buenísima —presume—, tenemos carnicería (autoservicio con carne que nos llega todos los días y por encarga para el día siguiente), frutas y verduras (a diario), alimentación en general (incluida la de celíacos), productos de droguería, ferretería...». Pronto instalarán una pantalla promocional en la tienda, donde informarán de todos los servicios de la sociedad, que incluye desde hace justo un año una correduría de seguros, en la que operan con la mayoría de las compañías y que va dirigida tanto a los socios como al resto de personas interesadas. En el apartado social, patrocinan al equipo de fútbol de la SD Valdoviño, colaboran con la comisión de fiestas o la asociación de vecinos. También ofrecen formación gratuita a demanda, «con cursos de lo que pidan los socios», en el mismo local donde celebran las juntas.

Hay socios muy fieles. «Algunos solo lo son por un préstamo y otros lo hacen todo aquí, tienen todo domiciliado, llenan el carro de la compra... en el supermercado hay mucha competencia, con el resto de cooperativas [Meirás, Valdoviño, y O Val, Narón, muy cerca] y con los hipermercados», señala. «La gente se sorprende de que un producto esté más barato aquí... no nos damos cuenta de que desplazarse cuesta dinero y tiempo, y tener los servicios cerca vale mucho, como se vio en el apagón (y antes en la pandemia, aunque yo aún no estaba)». «Nuestras armas —subraya— son la sonrisa y el servicio personalizado».

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