El buen clima con los alcaldes del PSOE motivó recelos en los portavoces del PP

La Voz

FIRMAS

17 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Estévez y Bugallo se sintieron cómodos con Fraga, y viceversa. Pérez Touriño tuvo una participación importante, desde Madrid, en la modernización de las infraestructuras viarias de la ciudad. Pero curiosamente, al tomar las riendas de San Caetano, se debilitó esa llama y zozobró el consenso Raxoi-Xunta, que naufragaría con Núñez Feijoo. El criterio institucional del vilalbés motivó, como no podría ser de otra manera, recelos en los portavoces del PP municipal, reacios a las palmadas de Fraga a sus adversarios.

Estévez quiso, sobre la base de esa cordialidad, buscar el amparo mediador del presidente cuando quebró su mayoría absoluta en Raxoi. Lo único que logró fue que Fraga le aconsejase cariñosamente a María Jesús Sainz que no se cebara con el regidor. El jefe del Ejecutivo gallego realizó toda una serie de fintas para sortear ese rompiente.

El pacto PSOE-BNG suscitó cierta preocupación tanto en Raxoi como en San Caetano. Bugallo buscó la firmeza de su gobierno en esa alianza, pero avizoraba las reacciones de Fraga, que dejó hacer. El expresidente solo se sulfuró cuando vio alejarse Sogama de la agenda de Raxoi. Ahí sí amenazó a Bugallo, que aprovechó cucamente un período postelectoral, sin pactos, para entrar en Sogama.

Manuel Fraga dividiría luego involuntariamente al bipartito tras la iniciativa del exalcalde de dedicarle una calle.