Llegan los populares gallegos al 17.º congreso del PP en una situación radicalmente distinta a la que atravesaban en vísperas del 16.º. Al anterior, celebrado en junio del 2008 en Valencia, acudieron con unas migajas en el zurrón: ocupaban los bancos de la oposición en el Parlamento autónomo, solo controlaban una de las cuatro diputaciones (Ourense) y en el mayor concello que dirigían, el de Ribeira, vivían menos de 30.000 personas. A este de Sevilla, en cambio, arriban con la despensa a tope, controlando el Gobierno de la comunidad, tres provinciales y el 73,6 % de los municipales, entre ellos, los de A Coruña, Ferrol y Santiago. Aterrizan en Sevilla, además con los niveles de afiliación en su máximo histórico y una aspiración no confesada, aupar a su secretario general, el conselleiro Alfonso Rueda, a la cima directiva.
El PPdeG ha alcanzado un récord de militantes: 100.791, o sea, casi el séptuplo de los declarados por los socialistas de Galicia y entre 12 y 13 veces más de los que atesoraba el BNG antes de empezar el proceso de escisiones. Respecto a los contabilizados hace seis años (47.434), cuando Alberto Núñez Feijoo sucedió a Manuel Fraga, suponen un 112,5 % a mayores. Cruzando esas cifras con las más recientes del Instituto Galego de Estatística, se colige que uno de cada 28 habitantes de la comunidad lleva en la cartera un carné de los de la gaviota, algo que no ocurre en ninguna otra de las grandes regiones españolas.
Tres posibles relevos
Es por ello, además de por resultados electorales, que bajo el paraguas del PPdeG este fin de semana viajan a la capital hispalense más compromisarios gallegos que de ninguna otra zona del país, si de la comparación se exceptúan las delegaciones andaluza y levantina. Sumando electos y natos, lo hacen 317 sobre un global de 3.172, esto es, una décima parte de los globales, cuando, aplicando un criterio estrictamente poblacional, a Galicia le corresponderían la mitad, aproximadamente.
Con tamaño respaldo, el partido intentará, como mínimo, no perder peso específico en el nuevo comité ejecutivo nacional, del cual ahora forman parte, Rajoy al margen, Feijoo en su calidad de presidente autonómico; José Manuel Romay, tesorero; José Manuel Barreiro, como portavoz en el Senado; Ana Pastor, con un cargo, el de coordinadora de Participación Social, que podría verse forzada a dejar al haber asumido el institucional de ministra de Fomento; y Corina Porro, cuya vocalía quedará vacante al haberse dado de baja del PP para tomar las riendas del Consello Económico e Social.
Jugando con esas salidas (la segura de Porro más la probable de Pastor y la posible de Romay), Feijoo tratará de amarrar la entrada ahí de su mano derecha en Santiago, Rueda. Pero sin forzar la máquina. «Todo va a depender de lo reducido o no que quiera hacer Rajoy el comité», explican fuentes del PPdeG. «Gobernando, la batalla en esta ocasión -se apresuran a abundar- estaba más en colocar a gente dentro del Ejecutivo [central] que en la dirección».