Muchos cánticos, pancartas, alguna parodia, incluso aplausos al juez y a los fiscales del caso Urdangarin, aunque también todo tipo de insultos gruesos al duque y al resto de la familia Real. Pero ningún incidente más allá del lanzamiento de un par de huevos contra la parte trasera del vehículo de Urdangarin, que obviamente no provocaron ningún tipo de daño.
Los temidos manifestantes «radicales», como los calificó la policía para reclamar insistentemente que el yerno del rey no hiciera el paseíllo, se quedaron en no más de tres centenares de personas tan pacíficas como reivindicativas. Y eso, en los momentos de mayor afluencia de la jornada, porque según avanzaba el día solo un puñado de personas, entre ellos muchos curiosos y vecinos, hicieron guardia a las puertas de los juzgados.
El ambiente fue festivo entre los activistas que respondieron a la triple convocatoria republicana, independentista catalana y contra los recortes sociales. La señeras estrelladas se mezclaron con las banderas tricolores y con las pancartas que reclamaban otra respuesta contra la crisis. La panoplia de consignas fue tan larga como la jornada judicial: «Urdangarin que curre en Burger King», «Falta Cristina, no están todos», «Lo llaman justicia y no lo es», o «Queremos un pisito como el del principito». E igualmente extensa fue la variedad de las pancartas entre la que destacaba la enorme caricatura de Urdangarin con un maletín cargado de dinero y la leyenda «Nóos forramos».