El Concello de Vigo está haciendo todo lo posible para ofrecer a los vigueses unas fiestas de altura, de gran contenido cultural, de enorme calado social. Ya se ve. De todos es sabida la enorme afición que en Vigo existe desde tiempos remotos por la aviación. El ejemplo más claro es que antes de que aquí hubiera poco más que hacer que pasearse Príncipe calle arriba, calle abajo, la gente se iba a Peinador a ver cómo despegaban y aterrizaban los aviones, y dado que hasta ese gusto se les ha arrebatado a los aficionados, pues ya no se ve la pista, han debido de pensar que de un modo u otro deberían ser restituidos. Así, hace una década, llegó a Vigo el Festival Aéreo, una cosa que los ciudadanos reclamaban sin descanso manifestándose noche y día, como posesos. Y como se nos llena la boca enseguida, pues ya es un evento de gran arraigo y tradición que va camino de desbancar al Cristo de la Victoria en «desbarres» contando espectadores. Es ver pa?rriba ese día, que aunque tu estés, pongamos, en la calle Chao, es igual. Date por contado para la estadística. Así salen las cifras que salen, que deberíamos entregarlas en el INE, para que nos den la financiación pública que merecemos, porque está claro que somos más de lo que parece, al menos, un par de días al año.
Entre estos pájaros voladores y los otros dos que van a cantar en el Ifevi en agosto, no nos podemos quejar, que tal como están las cosas para andar despilfarrando, no me digas que no está bien pensado se gaste una pasta en un espectáculo contaminante, ruidoso y antiecológico y 250.000 euros en un concierto de Serrat y Sabina, una ganga si lo comparamos con el aficionado aquel de Leonard Cohen, que tuvo la osadía de cobrar 232.000 euros ¡y es solo uno! Ahora ya solo falta que venga María Jesús con el acordeón y cante la de los pajaritos...
Ahora ya solo falta que venga María Jesús con el acordeón
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