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Miles de huellas evidencian que muchos visitantes cruzan el montículo
24 sep 2012 . Actualizado a las 07:10 h.Enormes carteles alertan a las personas que visitan el parque dunar de Corrubedo sobre la prohibición de pisar los montículos de arena. Es más, los letreros amenazan a los visitantes con la imposición de elevadísimas sanciones económicas, que oscilan entre los 600 y los 6.000 euros. Pues bien, a tenor de la imagen que presentaron durante el verano las dunas, son muchos los que hacen caso omiso de estas indicaciones. Un camino formado por miles de huellas atraviesa la montaña principal, ramificándose incluso hacia los lados en algunos puntos.
La pretensión de la mayoría de los visitantes que infringen la prohibición está clara: atravesar la gran duna para acceder a la playa que se encuentra al otro lado, ahorrándose así un gran rodeo. La pasarela de madera instalada en su día por la Consellería de Medio Ambiente llega al pie de la montaña, donde una valla teóricamente impide a los turistas acceder a la arena.
Lo que ocurre es que, llegados a este punto, los visitantes que ansiaran acceder a la playa tendrían que volver sobre sus pasos recorriendo de nuevo toda la pasarela de madera y regresando al aparcamiento de vehículos para tomar otro sendero, el que lleva a la laguna de Carregal. Esta ruta sí termina en la zona de baño, lo que ocurre es que supone hacer una caminata de unos 15 o 20 minutos.
Está claro que son muchos los que optan por la salida más fácil, saltarse la prohibición y atravesar a pie la gran duna. De lo contrario, no tendría explicación el camino formado por miles de huellas que se extiende desde los pies de la gran montaña de arena hasta su cima.
Al otro lado de las dunas se esconde una enorme playa cuya longitud se sitúa en torno a los cinco kilómetros.