Los supervivientes de la gran armada resisten pese al temor a nuevos recortes en sus becas

FIRMAS

Álvaro Bravo, Diego Romero, Paulino Otero y André Oliveira arrancan una temporada muy difícil a nivel de apoyos económicos
28 feb 2013 . Actualizado a las 11:18 h.Al margen de la singularidad de los veteranos Ramón Ferro y Tono Campos, a medio plazo al piragüismo arousano solo le queda aferrarse a la esperanza de futuro que ofrecen en los primeros compases de sus carreras los André Oliveira, Diego Romero, Álvaro Bravo y Paulino Otero. Ellos son hoy los referentes de esa generación que ya ha visto perder a Rivademar, Maquieira y Domínguez por el camino, y que si las cosas no comienzan a mejorar respecto al apoyo económico de la Real Federación Española de Piragüismo, o de la aún mucho menos generosa Xunta con su programa DGAN, podría acabar prácticamente desierta. Sin ir más lejos, el próximo año.
Ese es el horizonte que Oliveira y Romero se dan para decidir qué hacer con sus vidas, unidas en el 2010, cuando ambos formaban parte de aquel equipo nacional de canoa Sub 23 concentrado en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra bajo las órdenes del ribadumiense José Manuel Vázquez. De aquel grupo, que pasó a manos de Valladares para mayor infortunio de las promesas arousanas, como confiesan el propio André y Romero, solo sigue en Pontevedra este último. Ahora, bajo la supervisión del cubano Raúl Tamayo.
«No 2012 Tiña unha bolsa económica de 400 euros -similar a la de sus vecinas promesas-, e creo que este ano nin a vou ter», se teme Diego (20 de noviembre de 1990), campeón gallego de invierno en C-1 el pasado sábado. Un temor que comparten sus compañeros de quinta. «Sempre que hai recurtes, aos que máis prexudican é a nós, os padexeiros. Comecei a cobrar a bolsa hai catro anos, e entón eran 600 euros. Hai dous anos pasaron de pagar cada mes, a facelo trimestralmente. E en decembro, liquidáronme seis meses», explica este subcampeón del mundo de maratón en C-2 en el 2010 y sexto en el C-1 1.000 Sub 23 el año pasado.
Tal es el trabajo de la RFEP en este sentido, que a día de ayer, con marzo a punto de comenzar, los palistas españoles desconocían los criterios del 2013 para poder optar a las ayudas económicas oficiales, los selectivos que decidirán las plazas en las grandes citas internacionales, y hasta el lugar de celebración del Campeonato de España de Invierno.
El binomio padres-clubes
Compañero de Sete Benevides en el grupo de trabajo de Pontevedra en el 2010, cuando este último estuvo a punto de tirar la toalla por las zancadillas que le habrían puesto entonces desde la RFEP, André Oliveira ha demostrado potencial internacional tanto en el C-1 200 como en el C-2 1.000. En esta última modalidad, con una plaza en la final A del Mundial Absoluto del 2011. Tras mudarse a A Coruña por estudios, «o recurso económico que teño son os meus pais», que le ayudan a sufragar los 80 kilómetros de desplazamiento diario para entrenarse en Pontedeume.
El meco Álvaro Bravo (6 de diciembre de 1989), que sigue concentrado un año más en la Residencia Blume de Madrid, confiesa que a principios de año pensó en tirar la toalla, «cos meus pais no paro, e eu aquí sen cobrar chica», solo con la manutención cubierta por la Federación. El apoyo de su familia, de su club y de sus entrenadores lo convenció para seguir. «Quero chegar a Río 2016» en alguna prueba de 1.000. La temporada pasada ayudó a meter por primera vez en años al K-4 1.000 español en la final A de un Europeo Absoluto, tras ganar el trofeo continental Sub 23 en la misma modalidad.
Undécimo en el K-2 200 del Europeo Absoluto 2012 con Cristian Toro, tras levantarles la plaza continental a los campeones olímpicos Perucho y Craviotto, el cambadés del Náutico O Muíño Paulino Otero es al 200, lo que Bravo al 1.000. Harto tras cinco años fuera de casa, concentrado en Lugo, Asturias, Tui, y en dos ocasiones, Madrid, Otero trabaja este año desde Pontevedra tratando de que «o piragüismo non me custe cartos». Con la ayuda de su club, y sin esperar nada de la RFEP.