Anda revuelto el patio comarcal a cuenta del plan de explotación del pulpo. Un conflicto abierto entre la Administración y el sector en el cual todos parecen tener razón. A Rosa Quintana el problema le trae repercusiones importantes en el seno de su partido. De una parte, el portavoz municipal del PP en Bueu, a su vez patrón mayor de la cofradía, presentó su dimisión ante la imposibilidad de conjugar dos posiciones tan enconadas. En el Barbanza, el alcalde de Ribeira se ha alineado de forma clara con el sector. Manolo Ruiz, en un gesto no muy usual en política, no esconde su posición y el propio consistorio, a través del Consello Local de Pesca, presentará un recurso contencioso-administrativo contra la decisión de Mar.
Los argumentos de la consellería sobre el régimen de calado de nasas, para preservar el recurso, se caen cuando la obligación de retirar a diario las nasas solo afecta a una parte de la costa gallega. Una clara discriminación que muchos achacan a la fuerza que hacen desde el arrastre -con las cofradías donde es mayoritario- para poder faenar sin estorbos. Sin duda, curioso cuando hay muchas voces en contra del arrastre en el interior de las rías, al ser artes poco selectivas y que erosionan los fondos marinos. Este asunto también afecta a los naseiros de nécora y camarón que en cuanto se abre la temporada de bou se ven obligados a retirar las nasas del mar o a faenar solo en las bateas, ante los daños causados por esa arte en sus aparejos. Según muchos profesionales «no es lógico que un arte de pesca selectivo sea desplazado por otro no selectivo y que altera mucho más el medio».
También hay una gran controversia sobre la norma de Mar que obliga a numerar las nasas para evitar que los marineros utilicen más de las autorizadas. El sector dice que es difícil de cumplir. Y es posible que así sea. Pero algo habrá que hacer para controlar el furtivismo, que haberlo haylo: muchos locales de hostelería se abastecen de pulpo para todo el año de este modo, al margen del canal reglamentario. Es bastante normal ver a marineros vendiendo capazos de pulpo a particulares o a bares y restaurantes. Se supone que pescado de forma ilegal, sea por exceso de cupo o por falta de licencia directamente. Y digo yo que pelear contra esto es bastante más fácil que hacer numerar las nasas o correr detrás de los furtivos. Es una cuestión de incrementar controles sobre el canal del producto, exigiendo la guía o factura de la mercancía que se vende en los mercados o en los negocios de hostelería, pues la práctica totalidad del pulpo así comercializado se hace en el entorno cercano.
Por último quería referirme a la decisión del Concello de Ribeira de asumir la celebración de la fiesta del percebe, que se venía realizando en Aguiño. Una vez que la cofradía declinó realizarla y que no estaba dispuesta a ceder el testigo a la comisión de fiestas, me parece un acierto del ayuntamiento. La cita, que ha mejorado mucho en los últimos años, lo merece. Es un referente.