Son muchos los pontevedreses que conocen a Jose Manuel López no por su faceta de jefe de la Policía Autonómica de Pontevedra, sino por su rol de presidente de la plaza de toros. En su mente aún tiene muy vívida la faena «de Morante del año pasado, que fue espectacular. La única pena es que no matase. La de hace dos o tres años de José Tomás fue maravillosa, lo que pasa es que entró mal a matar. Ponce, para mí, es un señor».
-¿Qué es más complicado, lidiar con los delincuentes o con el público que acude, año tras año, a la plaza de toros?
-Son dos cosas completamente distintas. A veces lidiar con los delincuentes tampoco es tan complicado. Los hay que aceptan que han cometido un hecho delictivo. Lo de los toros es una fiesta y la gente va a divertirse a la plaza. Son muchos los que no se dan cuenta de que es un espectáculo plenamente regulado o reglamentado y que exige una serie de requisitos para, por ejemplo, la concesión de los trofeos o desconocen cuáles son las atribuciones del presidente. La gente lo que quiere es divertirse y no piensa en estas circunstancias.
-En todo caso, ¿comprende las críticas a algunas de sus decisiones, algunas de ellas procedentes, incluso, de los medios de comunicación?
-Aceptó todas las críticas, sinceramente. ¿Puedo estar equivocado? Pues claro que sí. Siempre digo lo mismo: «Si acertase en todo, rellenaba una quiniela y no estaba aquí». Cuando tienen razón, las acepto y corrijo; y cuando no me demuestran que tienen razón, continúo con la mía. Me he encontrado con gente por la calle que, en el caso de El Juli, me han parado para decirme «tienes que darle más orejas al niño». Mi respuesta: «La primera es de ustedes, yo creí que la segunda no tenía que dársela y no se la doy, porque en conciencia creo que no se la merece». ¿Me puedo haber equivocado al tomar una decisión en la plaza de toros? Sí, pero siempre he obrado en conciencia.