
El grupo edita hoy su primer disco largo, «Incoming noise», diez canciones al borde del stoner en las que evidencian madurez y un nuevo sonido más duro, denso y profundo
27 oct 2017 . Actualizado a las 09:48 h.Se nos han hecho mayores. Y casi sin darnos cuenta. Han pasado solo cuatro años, sí, pero de una intensidad brutal, que queda perfectamente reflejada en este Incoming noise que hoy sale a la venta en plataformas digitales.
El primer disco largo de Agoraphobia determina un punto de inflexión en la trayectoria del grupo. Por una parte supone la apuesta profesional por este proyecto, lo que ha llevado a Aislinn, una de las fundadoras de la banda, a descabalgarse del mismo. Su guitarra suena aún en estas diez canciones pero en los conciertos será sustituida por la de Iago Lorenzo, productor del disco. «No es el quinto miembro del grupo. Agoraphobia ahora somos las cuatro. Y tendremos músicos colaboradores para los directos», puntualizan.
Pero el viraje fundamental se manifiesta en un nuevo sonido. «Mucho más acorde al punto en el que estamos ahora mismo», dicen. Y mucho más acorde también al que venían ofreciendo en sus rotundos directos, habría que añadir. Se acabaron las evocaciones a B-52’s o las divas del punk rock. Incoming noise se apoya en referencias mucho más densas y oscuras. Los ecos de Placebo o de Queens of the Stone Age sobrevuelan estos diez cortes en los que Agoraphobia pone de manifiesto que ha crecido, y mucho, como banda, que han afinado su calidad como instrumentistas y que han sabido definir un concepto musical coherente, homogéneo y enormente atractivo. «No llega a ser un disco stoner pero lo roza», proclaman con acierto. Y si no, escuchen Grape Juice, el arranque de Space Race o Rainbows, un tema con hechuras de hit.
Sin llegar a perder del todo aquella frescura con la que emergieron Agoraphobia han ganado en rotundidad y pegada. No solo han endurecido su sonido. También su actitud e incluso su estética. Ese ruido interior del que habla el título del disco y que asoma en su inquietante portada aflora también detrás de esas cada vez más oscuras guitarras, de una muy contundente base rítmica y de una voz desgarrada que gana en matices y expresividad.
Es este, sin duda, un disco de madurez. Sí, ese concepto manido en exceso y por veces vacío pero que en esta ocasión tiene en verdad absoluto sentido.
Ahora les toca defenderlo en directo, actualizando e integrando el anterior repertorio. La premier de Incoming noise será en la sala El Sol de Madrid el 4 de noviembre. Después, las presentaciones llegarán a Galicia.