«Repetiría con todos los directores menos con uno»

TEXTO: MARÍA VIDAL

FUGAS

cedida

El alicantino es uno de los cinco socios de «El club de los buenos infieles», que se estrena el próximo 29 de marzo. Aunque confiesa que a él ahora mismo le costaría más ser infiel que fiel, en la gran pantalla, animado por sus amigos de la infancia, planea cómo ponerle los cuernos a su mujer

23 mar 2018 . Actualizado a las 05:30 h.

Debutó con uno de los grandes, Alejandro Amenábar, y a lo grande, ya que se llevó el Goya como mejor actor revelación por Tesis. Desde entonces no se bajó del tren de alta velocidad. Medem, Almodóvar, Álex de la Iglesia... son algunos de los directores a los que se ha entregado. Fele Martínez (Alicante, 1975) confiesa que con los ojos cerrados se iría con el que le ofreciera un personaje de la Edad Media. Nada que ver con la historia que presenta: un grupo de amigos que se reúnen después de muchos años y, hartos de la vida en pareja, deciden salir una noche de ligoteo.

 -Un club sí, pero eso de buenos…

-Vamos a ver, los pobres hacen lo que pueden. Son gente muy confundida en la vida, han perdido un poco el placer de su propia vida, de la vida en familia, están un poco hastiados, y la solución que plantean es una cafrada.

-¿Tú crees que este tipo de situaciones se dan hoy en día? ¿Que los amigos se reúnen para ponerles los cuernos a sus mujeres?

-Yo no lo sé, en mi entorno este tipo de cosas no las hacemos, pero no apostaría a que no pasen. La historia habla de lo patéticos que podemos llegar a ser cuando uno pretende ser lo que no es, y sobre todo, cuando estás equivocado.

-Sois un poco chapuzas.

-Muy chapuzas. A mí lo que más me gusta de esto son los resultados, son unos acojonados, se dan aires de cazadores y son unos pobres desgraciados. Pero no es que les salga todo mal, es que no están hechos para este tipo de cosas, están aburridos en sus propias casas.

-¿Es más difícil ser fiel o infiel?

-Depende de con quién estés, a mí ahora mismo me resultaría más difícil ser infiel que fiel.

-Cuando a uno se le pasa por la cabeza una infidelidad, mal vamos...

-A ver, yo creo que todos hemos sido infieles de cabeza alguna vez, porque ¿hasta dónde llega la infidelidad? El hecho de mirar con deseo una foto de un anuncio de colonia, ¿lo es? Por eso es importante ver dónde está límite. Porque tú me preguntas cuando uno lo piensa, pero ¿qué es lo que piensa?

-Que quiere estar con otra persona...

-Cuando uno no está a gusto con su pareja es el punto de empezar a plantearse cosas. Cuando hay aventuras ya se va al desastre, eso está claro.

-Aunque hay buenos profesionales capaces de tener dobles vidas.

-Yo no conozco a nadie.

-Porque son muy buenos.

-A mí me sometería a un estado de tensión salvaje.

-De todas las lecciones que os dio el gran maestro, ¿con cuál te quedas?

-Todas son igual de absurdas. Eso de que en tres segundos tienes que iniciar el contacto... Intentar meter la aritmética en algo que no la tiene... ¿Cómo vas a cuantificar los segundos que te está hablando una persona para poder entrarle? El decálogo es muy de instituto, de cuando empezabas a ligar.

-Tú te acuerdas de cuando eras joven. ¿Cómo ligabas?

-No, yo no ligaba. Me daba terror el acercarme a una chica. Yo tenía compañeros que eran auténticos picos de oro, verdaderos profesionales, tenían una labia... Yo envidiaba el estar tan relajado, tan tranquilo, porque yo me ponía muy nervioso.

-Pero si era al revés y venían a por ti, ¿te animabas?

-Sí, me ponía a hablar, pero en ningún momento me paraba a pensar si me estaba entrando. Pensaba en hacer un poco el payaso, era un poco mi zona de confort, donde yo me encontraba seguro, diciendo alguna parida, pero de ligar para nada.

-Dicen que hay una edad crítica del matrimonio.

-Pues no lo sé.

-Que entre los 43 y los 49 se incrementan las posibilidades de divorciarse.

-¡Uy, acabo de cumplir 43! No estoy casado, con lo cual no me puedo separar. Yo lo que sé es que cuando tienes una relación, dicen que va por ciclos: a los tres años la primera crisis... Yo, la verdad, es que estoy feliz con mi pareja.

-Tantos años en esto, ir a un rodaje es casi una fiesta.

-No, lo que pasa es que cuando llevas tanto tiempo coincides con gente con la que ya has trabajado y siempre es una alegría. Como vamos fluctuando tanto, trabajas con alguien y a lo mejor te lo encuentras de nuevo a los cinco o seis años, pero tú vives ese rodaje con tanta intensidad porque son muchos días, muchas horas, y siempre es una alegría volver a coincidir. Y no es que sea una fiesta, pero tampoco lo considero mi trabajo porque es un placer. Hay una mezcla entre responsabilidad por hacer tu trabajo bien y cierta alegría de hacer algo que te gusta. El placer es como si te comieras un plato de algo que te encanta.

-Cuando te llega un guion, ¿qué es lo primero que miras? Porque lo lees, ¿no?

-Por descontado, bueno aunque hay con gente con la que trabajaría sin leerlo, directamente.

-¿Por ejemplo?

-Repetiría con mucha gente de la que he trabajado.

-Has trabajado con muchos de los importantes.

-Pues con todos los importantes, prácticamente repetiría con todos, menos con uno, diría un@. Pero lo que suelo mirar del guion son las páginas que tiene, porque más o menos hay una regla no escrita de que cada página es un minuto de la peli y es por ver lo que duraría la peli.

-¿Por qué? ¿Te gustan cortas o largas?

-Depende, hay películas que son maravillosas durando poquísimo y otras que son tostón durando poco también.

-¿De todas las series que están en cartelera hay alguna en la que te hubiera gustado participar?

-En la de Al final del camino o en La Catedral del Mar. Además es que tengo una historia, porque me compré el libro hace muchos años, antes de que fuera una serie y me lo dejé en un avión, y tengo una espinita ahí porque me empezó a gustar muchísimo. Además es en Santa María del Mar, que es una de las iglesias más bonitas que hay en España. Sobre todo por hacer algo de época de medieval.

-Es algo que te gustaría.

-Sí me encantaría hacer algo así como de la Edad Media. Ya la tuve un poco haciendo de cardenal en Carlos V, pero ahí no era Edad Media.

-No te veo yo de cura.

-Pues estaba estupendo, divino.