«Los Simpson», «Lost» o «Los Soprano» y pelis como «Up» o «Los puentes de Madison» pueden ser una lección de economía. La clave está en un libro que combina cine y finanzas
19 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.No te sientas Lost, recuerda que Supermán pasó de estar en números rojos a tener unos ahorros, que te acompañe la fuerza del interés compuesto de Leia y Luke Skywalker, porque tú puedes gestionar de cine tu economía. Y desde el sofá de casa, cómodamente plantado ante esas ficciones en serie que te ofrecen un alto tipo de interés y te roban el sueño. «Un Lannister siempre paga sus deudas». Conocen el lema los seguidores de Juego de Tronos. La gran ganadora de los Emmys no está expresamente pero inspira Finanzas para frikis. Gestiona tu dinero como una estrella de Hollywood, la guía con la que Jordi Martínez te orienta para que «tus decisiones financieras sean de película». ¿Cómo surge la extraña pareja, la relación del cine y las series con el mundo de las finanzas? «El cine cuenta historias que tienen que ver con las personas. Y cuando las personas tomamos decisiones, detrás suele haber siempre una decisión financiera. Es fácil conectar cine y finanzas. A mí que me gustan las dos cosas me resultó fácil divertido mezclarlas», explica este profesor del Instituto de Estudios Financieros de Barcelona que nació el año en que se estrenó Tiburón. No hay que ser un tiburón de las finanzas ?advierte el autor que le robó horas al sueño dos veranos seguidos para escribir su libro? para llevar las cuentas en casa. «Con esta guía quería desmitificar esa supuesta dificultad de las finanzas. En realidad la economía es más doméstica de lo que parece», asegura. Clark Kent, Tony Soprano o Homer Simpson pueden, según Jordi, ayudarnos con las cuentas. «Me ha pasado más de una vez que alguien me cuenta que se ha comprado un coche y lo ha financiado, y si le pregunto: ‘¿Y a qué tipo de interés?’, no sabe responder», plantea. Quizá la ficción sea la respuesta.
Los Simpson nos han impresionado con sus profecías, podemos visualizar a Lisa como sucesora de Trump, pero así a priori nos preguntamos qué puede enseñarnos Homer sobre gestión de deudas. «He recurrido a Homer para hablar de las deudas como podría haber recurrido a los Lannister de Juego de Tronos. Pero con Homer me resultó más fácil; necesitaba a un personaje que fuera como es él, poco reflexivo, que toma deudas de forma absurda, como en ese negocio que monta de calabazas para Halloween. Homer es un ejemplo extremo, un personaje que deja claro lo que no hay que hacer, lo incorrecto». Ríete lo que quieras con Homer, síguele al bar, pero no te metas en negocios con él ni sigas su ejemplo. La inversión socialmente responsable es un concepto que en Finanzas para frikis ayuda a entender Atrapado en el tiempo... y tampoco es el fuerte de Homer. «He revisado los recibos de 7 años y has gastado menos en regalos para mí que en tatuajes temporales», le reprocha Marge.
Para héroes, Clark Kent. Él puede convertirse en el superhéroe al rescate del presupuesto personal. «Supermán es un referente universal que nos enseña que si uno se ordena sus finanzas o el presupuesto con unos gastos necesarios fijos, unos variables y otros de ocio empieza a haber organización. Si guardas los tickets de lo que vas gastando, a veces sin enterarte, en cafés o en cenas, vas viendo cómo suma el gasto ¡y gastas menos! Porque te da como apuro... Ve metiendo esos tickets en un sobre y repásalos al cabo de diez días. Cuando Clark Kent hace el ejercicio, piensa ‘¡Pues si que me gasté yo dinero en comida fuera. Quizá puedo llevar el táper al periódico algún día y ahorrar unos euros...’», advierte Jordi. «A Supermán su asesor financiero le dice: ‘Oye, gastas mucho, que vas cada fin de semana a ver los partidos de béisbol. Pero a eso Clark no quiere renunciar. Bien, pues tendrá que renunciar a otras cosas. Y Supermán, que empieza con números rojos, acaba ahorrando al elaborarse un presupuesto».
¿Qué claves debemos manejar para movernos de cine en el menguante espacio de nuestra economía? «Lo primero es saber dónde estamos. Y para esto hay que hacer un presupuesto. Yo separaría los gastos en tres partes: necesarios fijos (alquiler, la hipoteca o los seguros), necesarios variables (la comida o los suministros como la luz) y gastos superfluos o de ocio (aquellos que, si no tuviésemos dinero, serían los primeros que suprimiríamos). Siempre es interesante tener un fondo de emergencia. Yo en todo presupuesto pondría como necesario fijo el ahorro, no ahorrar lo que sobre a fin de mes, sino en cuanto se ingresa la nómina si es el caso. Ir guardando mes a mes un dinero, pongamos 100 euros, con el objetivo de crear un fondo de emergencia, un rinconcito por si surge un problema imprevisto. Es importante cubrir con el fondo de tres a seis meses de los gastos necesarios», explica.
¿Desde cuándo deberíamos empezar a ahorrar para cuadrar bien las cuentas? «Yo tengo una hija de 6 años que ha empezado a sumar. Le he dicho: ‘Cuando cumplas 7 años te vamos a dar un euro a la semana. Con él podrás hacer distintas cosas, desde gastártelo en algo que te guste a guardarlo e ir acumulándolo para poder comprar más adelante algo que te haga más ilusión’. A partir del momento en que los niños empiezan a contar, a hacer cálculos, sería partidario de darles la oportunidad de aprender a administrarse. Siempre con cantidades que sean proporcionadas para su edad. No le voy a dar 300 euros a un chico de 16 años... Que no sea una cantidad ni excesiva ni desmotivadora. Yo veo la paga como una transferencia de responsabilidad. Y me gusta el concepto de las tres huchas, una para la que yo quiera gastar, otra para ahorrar y otra para dar, para aplicar la solidaridad al presupuesto», propone el profesor que estima que las finanzas personales deberían ser parte del currículo escolar, y tiene como gran favorita entre pelis financieras La gran apuesta.
Yo estoy perdida con Lost, pero en la serie hay unos números recurrentes, 4 8 15 16 23 42. «Me pareció un buen ejemplo para pararnos a valorar lo que gastamos en lotería. Un estudio de la OCU dice que una media de 450 euros al año por persona», dice Jordi Martínez. «Imagina que esos 450 euros al año los invirtiéramos en bolsa, si tuviéramos una media del 8 % anual, al jubilarnos tendríamos 300.000 euros, ¡un premio de la lotería! Yo tenía un profesor que solía decir que la lotería era un impuesto voluntario que los matemáticos no pagan. La probabilidad de que te toque la lotería es de una entre 14 millones, la de que te caiga un rayo en la cabeza una de cada tres millones». Visto así, apetece más asumir otros riesgos. Para comprender el riesgo, la propuesta de cine de estas Finanzas para frikis es Los Puentes de Madison. «No quiero necesitarte si no puedo tenerte». Sensato. Cuánto valor puede haber en la renuncia.