¿Con qué peli te saliste del cine?

FUGAS

El director Óliver Laxe, los actores Javier Veiga y María Vázquez, y el crítico José Luis Losa nos confiesan qué título cinematográfico no fueron capaces de ver hasta el final

09 feb 2020 . Actualizado a las 00:07 h.

No suele ser lo habitual, pero ocurre. Y cuando ocurre no hay nada que puedas hacer para impedirlo. Solo levantarte y abandonar la sala, mientras el resto de los espectadores continúan disfrutando de la sesión. A Javier Veiga le pasó. Fue hace ya unos cuantos, cuando era un adolescente en plena efervescencia, pero todavía lo recuerda con bastante nitidez. «Debía tener 13 o 14 años y fui a ver a La misión, la mítica película con Robert de Niro y Jeremy Irons, y para un adolescente era un coñazo. Había ido con todos mis amigos, pero nos salimos todos del cine. Dijimos: ‘Vaya rollo de película de curas’», confiesa el actor gallego. El grupo de amigos no tuvo reparo en abandonar La misión para sentarse en la plaza del pueblo a comer pipas. Veiga confiesa que eran otro tipo de películas las que triunfaban en O Grove, como las de Carlo Pedersoli, que con su seudónimo interpretativo -Bud Spencer- se convirtió en una especie de mito para los jóvenes de los 70. Sin embargo, años más tarde lo intentó de nuevo y le pareció «un peliculón». Lo de la segunda oportunidad parece que no se lo plantea con Pa Negre, la cinta catalana que se le atragantó en el sofá de su casa cuando intentó verla después de la gala donde fue premiada con el Goya a la mejor película. «A los tres minutos me quedé dormido».

A María Vázquez no le pudo el sueño, sino la sensación de desagrado de la película Pieles. Su amigo Morris la convenció para que la viera, con la excusa de que él aparecía en los primeros ocho minutos. Pocos más aguantó ella. «Xa vira a curta, que fixera Eduardo Casanova, xa me parecera dura, e tiña medo de ver a peli, pero me dixo: ‘Como eu saio nos primeiros minutos, despois se non podes xa está’». Y eso hizo. Fue al cine. Aguantó los primeros diez minutos, un poco más «e tiven que marchar porque non aguantaba», señala la actriz de Néboa, donde interpreta a la mujer de Morris. «É un peliculón, a imaxe é brutal, pero non podía, dabame un montón de náuseas», apunta. Cuando la pusieron en Netflix, Morris la convenció para que lo intentara de nuevo, porque ya había «pasado lo peor». «Se superaches os 25 primeiros minutos despois non é tan dura, e pasoume o mesmo. Chega un momento que non son capaz, e dáme rabia, porque encántame os actores, a imaxe, pero non podo», explica María.

Acostumbrado como está a aguantar cientos de pases de películas, sorprende que el crítico de cine José Luis Losa se haya levantado alguna vez de la butaca. Pero sí, le ocurrió hace unos años con Ocho apellidos vascos. Es más, confiesa que solo aguantó «hasta el cuarto». «No soporto ese humor del cine español que fue tan popular en los años 60 o 70», señala Losa, que continúa explicando lo que le pasó con esta película en concreto. «Estás en el cine -dice- y ves que no conectas, que la gente se ríe, y tú no te ríes, y cada vez te vienes más abajo». A esta decepción cinematográfica también ayudó que uno de los actores protagonistas, Karra Elejalde, no se encuentra entre sus favoritos. El que sí lo estaba hasta ese momento era el director, Martínez Lázaro, «que hacía un cine muy interesante en los años 70 y 80, hasta que cayó en este tan comercial, que yo detesto». Otra película con la que no pudo fue Colosal, de Nacho Vigalondo. «Una auténtica tontería, mejor que se dedique a cantar en el karaoke, que es lo que más le gusta», dice.

¿A qué se refiere Óliver?

En la última edición de los Goya, que se celebró hace solo unos días, estaban nominadas Dolor y gloria, Mientras dure la guerra, La intemperie, La trinchera infinita y O que arde. Entre las cuatro primeras está la película que obligó a salir de la sala a Oliver Laxe. Aunque prefiere ser cortés y no desvelar el título, confiesa que se aburrió muchísimo con una de ellas. «La película está bien hecha, los actores están bien, los diálogos estaban justos, la foto era coherente... Pero le faltaba lo único importante: estar habitada, le faltaba mirada, le faltaba alma», explica Laxe. Para él, se trata de una película demasiado «de serie», que «funciona», pero que no rasca nunca el alma del espectador. Él desde luego nos ha picado.