Ayanta Barilli, escritora e hija de Sánchez Dragó: «Mi padre ha sido para mí padre, madre y gato»

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La escritora Ayanta Barilli.
La escritora Ayanta Barilli.

La autora recuerda a su padre, el recientemente fallecido FernandoSánchez Dragó, cuando presenta su novela «Si no amaneciera», un relato conmovedor

25 jun 2023 . Actualizado a las 14:34 h.

La periodista y escritora Ayanta Barilli (Roma, 1969), finalista del premio Planeta en el 2018 por su obra Un mar violeta oscuro, presenta ahora Si no amaneciera, un relato intimista y conmovedor que bucea entre los vínculos de los padres y las hijas a través de la historia de una saga familiar italiana. Con la emoción a flor de piel por el reciente fallecimiento de su padre, el escritor Fernando Sánchez Dragó, Ayanta manifiesta su dolor: «Solo quiero que el tiempo pase lento para no alejarme del jersey que huele a él». 

­—¿Cómo te encuentras?

—Estoy en pleno duelo. Un duelo raro, porque llevo estas semanas con una actividad frenética, por lo que supone la muerte de una persona tan célebre como era mi padre, y además, la promoción de mi libro que ha coincidido con este momento tan doloroso y terrible para mí. Todavía no he tenido tiempo de sentarme en casa, de estar sola, de llorar, de explorar mis emociones y de vivir este momento tan difícil y doloroso como es la pérdida de un padre.

—Y de emociones a flor de piel va precisamente tu nueva novela «Si no amaneciera».

—Sí. Como escritora me interesa atrapar las emociones, son algo muy hermoso y también muy volátil, son además indefinibles y pertenecen al misterio en el que estamos todos. Intento atraparlas y dejarlas escritas en un libro, fotografiarlas, que no se marchen, que se queden. Y la clave de esta historia no deja de ser el miedo de una hija ante la pérdida de un padre. Porque al igual que yo, Anita, la protagonista, es huérfana de madre. Pasas a estar en otro estado, puede que seas madre, hermana, esposa, pero ya nunca más vas a ser hija y eso supone un vacío que el personaje de Anita teme mucho y yo, Ayanta, también.

­—¿Tu padre llegó a leer la novela?

—Leyó las galeradas, que es la novela terminada, pero sin tapas. Se las pasé antes de Semana Santa y la leyó. A los días, me envió un correo (él siempre ha sido muy sincero y si no le gustaba algo, te lo decía directamente sin ningún problema), en el que me decía: «Esto merece una honda conversación, papá». Él conocía perfectamente los elementos autobiográficos de la ficción en la que cuento una larga despedida del padre a la hija.

—¿Se produjo esa honda conversación?

—Sí y fue muy hermosa [se emociona].

—La novela transcurre en veinticuatro horas. ¿Qué importancia tiene para ti el tiempo?

—Hay dos temas que me obsesionan y son el tiempo y la memoria. Y en esta novela pido: «Tiempo, detente». Si no amaneciera, mi padre no habría muerto. Es así. Me interesaba mucho que el tiempo en esta historia fuera la percepción del tiempo que tenemos, no el tiempo cronológico. El tiempo en esta historia se desarrolla en paralelo, el pasado y el futuro van entrelazados. Creo que hay que vivir con consciencia, día a día, sin dejar escapar el tiempo, porque solo tenemos una vida para disfrutarla en plenitud.

­—Has mencionado que tu padre era un gran conversador. ¿De qué hablabas con él?

—Como mi padre ha sido padre, madre y gato, le contaba todo. Y cuando digo todo, todo, hasta mis cosas más íntimas, hemos hablado hasta de sexo, algo que no suele ser habitual entre un padre y una hija. Nos lo hemos contado todo, hemos hablado muchísimo de literatura, de viajes, del día a día.

—Y, como escritor, ¿con cuál de sus obras te quedas?

—Sin duda, con La historia mágica de España que es un libro capital y le explica de un modo absoluto. Me quedo con sus programas de libros y las entrevistas que hacía a los autores. En los últimos años, hemos estado muy alejados en política, creo, y que nadie se ofenda, que era una arlequinada más. Él se oponía al discurso imperante. Mi padre era un burlón.