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Proliferan en Galicia los «espacios creativos», lugares alternativos abiertos a todo tipo de disciplinas artísticas. Hablamos con las artífices de algunos de ellos
19 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Son fruto de la necesidad. Nacieron como respuesta a la falta de espacios que diesen acogida a propuestas artísticas y formativas menos convencionales o de dudoso rendimiento comercial. Y no han necesitado mucho tiempo para demostrar lo oportuno de su oferta. Tan solo en A Coruña ya pueden contabilizarse media docena de «espacios creativos», lugares que abren sus instalaciones a todo tipo de disciplinas artísticas y que se han convertido en auténticos laboratorios de creación, de experimentación y de convivencia. Frente a la apatía y a las trabas burocráticas que dificultan el acceso a las salas institucionales, estos espacios ofrecen una abrumadora receptividad y una ágil gestión. No es de extrañar que algunos de los proyectos musicales y escénicos más interesantes que están germinando en Galicia en este momento se estén cociendo en estos espacios alternativos.

«En realidad, somos una alternativa contracultural», comenta Pamela Rodríguez, impulsora junto a Anxela Baltar y Álida Arteaga de Garra Espacio Creativo, en A Coruña (rúa Orzán, 155). Con apenas cinco meses de vida, Garra ya se ha convertido en punto de referencia para un nutrida comunidad de creadores. «El 80 % de las actividades que realizamos las proponemos nosotras. Después, hay otro 20 % que es fruto de propuestas que recibimos», comentan. Y entre esas actividades hay conciertos a ciegas, un cine club feminista, proyecciones de cortos infantiles, un club de lectura, talleres de producción musical y otros como el que lleva por título Todos tenemos canciones dentro, que imparte el músico coruñés Ale, o Cantar con placer, dirigido por la propia Pamela Rodríguez.
Lo que más valoran las impulsoras de Garra, es que el espacio «está conglomerando a una tribu de personas enamoradas de la creación y a una comunidad transgeneracional con inquietudes muy diferentes». Y lo está consiguiendo gracias a una filosofía de libertad y de aceptación. «Este es un lugar donde todo el mundo puede ser lo que realmente es», comentan.
Garra cerrará durante el mes de agosto para acondicionar un estudio de grabación, que sumará a su oferta de espacios, y reanudará sus actividades en septiembre.

También es reciente la creación A Casa Branca, una iniciativa impulsaba por el actor Felipe Pariente, el pintor y muralista Joseba y el divulgador tecnológico Carlos Ferreiro en el polígono do Tambre, en Santiago. El encargado de inaugurarla, a mediados de mayo, fue el artista performático Abel Azcona. Desde entonces, A Casa Branca no ha dejado de acoger propuestas de todo pelaje. «Ofrecemos un espazo equipado cuns mínimos para realizar pequenos concertos, exposición ou simplemente para utilizalo como local de ensaio ou laboratorio de creación», explica Felipe Pariente.
Para ello, A Casa Branca dispone de una sala diáfana de 400 metros cuadrados y otras dos de 70 metros cada una, a las que en breve se sumará la planta superior -que estará dedicada fundamentalmente a la producción musical- y una terraza exterior de 200 metros.
La iniciativa, explica Pariente, surgió «porque estaba canso de buscar lugares para dar saída ás miñas inquietudes artísticas. Non había espazos para usalos de xeito inmediato como laboratorio artístico. E pensei que coma eu, habería moita máis xente, así que decidín buscar un espazo para abrirlles as portas».
Y, desde luego, no ha faltado quien haya aprovechado la oportunidad. A Casa Branca ya ha sido escenario de talleres y sesiones de música electrónica, pequeños conciertos, performances, ensayos escénicos, clases de baile tradicional y grabaciones de videoclips. «Este é un espacio libre de complexos, un lugar onde poder deixar fluír a creatividade sen medo a nada, no que poden ter cabida propostas ou persoas que non atopan oco nos circuítos convencionais», comenta su impulsor.

También como fruto de una inquietud personal, la de la fotógrafa y videógrafa Cristina Padín, nació, en diciembre del 2023, Casa das Formigas, en Cambados (rúa Beleco). Allí, además de su taller, Cristina aglutina una librería -especializada en pequeñas y cuidadas ediciones-, una tienda de discos de sellos galegos, un rincón dedicado a la joyería artesanal y un espacio multidisciplinar en el que poner en marcha proyectos audiovisuales, realizar -y grabar- conciertos acústicos, dar cursos como el de bordado que está impartiendo Lúa Mosquetera, realizar charlas o talleres de escritura creativa, acoger charlas y exposiciones de fotografía y de artistas locales... «A miña idea é crear un escenario ou un punto de encontro entre creadores de distintos ámbitos», resume Cris Padín. Un espacio, añade, «no que poder traballar e ao que sempre me apetecese volver».
De ahí que a la hora de elegir el nombre, tuviese muy claro el concepto de «casa», como lugar acogedor y de encuentro. Lo de las formigas tiene que ver con la idea de ese insecto como un ser trabajador y constante. «Alguén que traballa moi ben en grupo e que vai recollendo miguiñas aos poucos».
Asume Cristina Padín que Casa das Formigas no tiene mucho que ver con un modelo de negocio. «Foi algo moito máis romántico», comenta. Y, al tiempo, gratificante. Tanto para ella como para quienes hasta allí se acercan con afán creador, formativo o simplemente curioso. «De momento, case o todo o que se está a facer estouno escollendo eu porque me interesa, pero, por suposto, estou aberta ao que me propoñan». Y es que Casa das Formigas nació -y así se mantiene- con vocación de lugar de confluencia, de generador de sinergias y de dinamizador de pasiones.