Robert Redford, el hombre que nos lavó la cabeza

FUGAS

Robert Redford y Meryl Streep, en una memorable escena de «Memorias de África»
Robert Redford y Meryl Streep, en una memorable escena de «Memorias de África»

18 sep 2025 . Actualizado a las 10:34 h.

Robert Redford era el león más bello del mundo, un león nacido un 18 de agosto, con el horóscopo marcado a fuego, y que en Memorias de África se hizo metáfora en ese final maravilloso en el que Karen Blixen observa cómo los felinos se acercan a diario a la ladera donde su amante está enterrado. Por eso Meryl Streep, su compañera de reparto en la película, lo despidió así: «Uno de los leones ha fallecido».

No es casual, Robert Redford era un animal salvaje, que vivió libre e independiente, capaz de lamernos incluso las heridas que nos produjo a través de sus personajes. Yo me enamoré de él como Paul, con su trenca azul marino, su pelo bien peinado con la raya de lado, como el imberbe abogado recién casado en la maravillosa Descalzos por el parque. Pero Meryl Streep cayó rendida, cómo no podía ser de otra forma, durante el rodaje en África.

Lo confesó muchas veces, hicieron cinco tomas de esa escena famosa en la que Robert, como el aventurero Denys Finch Hatton, le lava al pelo; y a la quinta, Meryl ya estaba perdidamente enamorada. «En ese momento me sentí amada, es como una escena de sexo, una escena muy íntima, si no fuera por los hipopótamos que había al lado», reveló la actriz, que, por cierto, no había sido la elegida en principio por Sidney Pollack, el productor del filme, para la protagonista porque la consideraba poco sexi. A los 36 años, Meryl hizo la prueba para el papel con un escote pronunciado y la historia del cine cambió.

Denys y Karen, Robert y Meryl, nos enseñaron otra forma de amar sin ataduras y sin la rigidez de los códigos sociales. El amor en África nos arañó como lo hacen los leones y Robert Redford nos liberó con la sutileza de una escena que ha quedado grabada para siempre en nuestra memoria. Él recita el poema de Samuel Taylor Coleridge —«Reza bien quien bien ama, al hombre, a la bestia y al pájaro»— mientras desde lo alto un chorro de agua se va deslizando por el cabello de Karen, que, estremecida por ese instante de gozo, tiene los ojos entornados.

La sangre nos golpea el corazón. Denys es el hombre que nos lava la cabeza, el que nos abre a otras sensaciones desconocidas, como lo hizo Robert Redford, el actor que se atrevió a ser un hombre valiente que no cumplía con lo establecido, como un león que ruge desde lo alto de la ladera. Allí descansa ahora, como antes lo hizo Denys, en el mismo lugar en el que Karen lo enterró mientras en un gesto de dolor se arrojaba la tierra de su tumba por encima de esa misma cabeza. Por Robert Redford lloramos de amor.