Un vuelo de Iberia regresó a Madrid después de seis horas intentando aterrizar en Galicia

CAMILO FRIOL SANTIAGO

GALICIA

14 jul 2001 . Actualizado a las 07:00 h.

Un centenar de pasajeros que volaban el viernes con la compañía Iberia de Madrid a Santiago habían estado pendientes de la huelga de pilotos, pero no del parte meteorológico. Eran las ocho menos veinte de la tarde y en una hora y diez minutos deberían estar tomando tierra en Lavacolla, pero la niebla provocó una cadena de circunstancias que hizo que el trayecto durara seis horas y media y acabara en el mismo lugar donde había empezado, el aeropuerto de Madrid. «Odisea» El ourensán Carlos Pazos volvía como cada viernes en ese vuelo y contó a La Voz de Galicia su pequeña gran «odisea». «Cando o avión ía tomar terra, co tren de aterraxe xa baixado, dixéronnos que a falla de visibilidade aconsellaba abortar a manobra». Después de intentarlo por segunda vez en Santiago, la tripulación avisó de la intención de dirigirse a A Coruña, a donde ya habían sido desviados todos los vuelos de la compañía. Pero la congestión aérea que sufría Alvedro hacía esperar al Airbus más tiempo del que permitían los niveles de seguridad del combustible. El avión volvía a Madrid. Nada más llegar se decidía repostar y volver a salir hacia Galicia. Ahí comenzó el primer motín de pasajeros. «Uns doce negáronse a voltar ó avión», cuenta Carlos. El resto repetiría trayecto con destino a A Coruña. Más complicaciones Pero el vuelo llegó a Alvedro cuando pasaban diez minutos de las doce de la noche y la terminal estaba ya cerrada. «O comandante díxonos que no aeroporto finalizaran a xornada de traballo e non nos deixaban tomar terra». De ahí a Santiago, dos intentos infructuosos más y de vuelta a Madrid. La tensión en el avión aumentaba y un hombre que viajaba con su mujer y una niña de 4 años sufrió un ataque de histeria y se agarró a la manilla de la puerta de emergencia amenazando con saltar. Acabó desmayándose y el avión aterrizó en Barajas a las dos de la madrugada. Fue el más destacado, pero no el único retraso provocado por la niebla en Santiago, puesto que varios aviones no pudieron entrar en Lavacolla el viernes, lo que provocó retrasos en las salidas de la mañana siguiente.