El milagro del Racing

La Voz

GALICIA

FÚTBOL INTERNACIONAL

28 dic 2001 . Actualizado a las 06:00 h.

El Racing de Avellaneda obró el milagro social. La plaza del Obelisco pasó en ocho días de estar tomada por furibundos manifestantes y policías que repartían estopa a llenarse el jueves de alegres muchachos que celebraban por todo lo alto el increíble triunfo del equipo más indomable del país. El Racing pasó en sólo 33 meses de estar condenado a la desparición por deudas económicas a ganar el trofeo de Apertura de Argentina, el campeonato liguero de verano. El triunfo de la Academia, como se conoce popularmente a este club de Avellaneda, representa la métafora ideal en medio de la profunda crisis económica, política y social. La camiseta, albiceleste como la de la selección nacional, favorece la identificación del Racing e Avellaneda con Argentina. Como le sucede ahora al país, el nuevo campeón de Liga se encontraba en quiebra en 1999. La solución partió de la sociedad civil. La sufrida hinchada, a la que los argentinos comparan siempe con la del Atlético de Madrid, se echó a la calle mientras un empresario del sector audiovisual, Manuel Marín, se hacía cargo del club. Y en ambos casos el Obelisco, en la céntrica Avenida 9 de julio -una especie de Paseo de La Castellana bonaerense-, fue el eje de la pasión popular. El 19 de diciembre miles de personas pidieron allí la dimisión de De la Rúa. Y el 27, seis mil hinchas celebraron el título al más puro estilo argentino, con cerveza, cánticos y petardos. «Recuerdo que cuando vivía en Buenos Aires, de adolescente, había una gran arrogancia», escribió el escritor mexicano Carlos Fuentes sobre los tiempos de esplendor. Quizá el nuevo Racing haya mostrado el camino con sus maneras sacrificadas y humildes, alejadas de la pomposidad de los grandes.