Oficiales armados abordaron el pesquero gallego gracias a la intervención de Sudáfrica y el Reino Unido La persecución del barco pirata con tripulación gallega duró 20 días. La empresa que explota el buque estudia emprender acciones legales contra Canberra.
27 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.Cuatro embarcaciones de Australia, Sudáfrica y el Reino Unido pusieron ayer fin a lo que fueron veinte días de persecución por las heladas aguas del sur del Atlántico. Oficiales armados a las órdenes de Canberra y Ciudad del Cabo asaltaron al palangrero gallego sospechoso de haber faenado ilegalmente en aguas australianas, tomaron el mando del buque y obligaron a la tripulación a poner rumbo al este, hacia la capital legislativa de Sudáfrica. El abordaje era inminente desde primeras horas de ayer, cuando el operativo internacional logró cercar al barco gallego. Sobre la estela del Viarsa 1 ya no sólo estaba la Southern Supporter , la patrullera australiana que hostigaba al palangrero desde el pasado 7 de agosto, sino que en las últimas horas tres buques más se habían sumado a la persecución: el remolcador sudafricano John Ross , que zarpó la semana pasada de Ciudad del Cabo; el buque británico de inspección pesquera Dorada , que partió de las islas Malvinas para asistir a las demás embarcaciones en el abordaje; y, unas millas más atrás, no visible para el palangrero, el barco rompehielos sudafricano SA Agulhas , que tenía preparado un helicóptero por si fuese necesario en el asalto. El pesquero con bandera de Uruguay fue interceptado a unas 1.800 millas de Ciudad del Cabo, a 4.000 millas del punto en el que se inició la persecución. A pesar de la inferioridad de fuerzas, el abordaje al Viarsa 1 no fue nada fácil, pues el mal tiempo se alió en su favor. Olas de hasta diez metros de altura frustraron por la mañana un primer intento de asalto. Así lo reconoció el ministro australiano de Pesca, Ian McDonald, quien explicó que el John Ross rozó de costado al palangrero gallego, pero no logró abordarlo en la oscuridad debido a un mar encrespado y a las peligrosas corrientes heladas. La empresa que explota el buque, la uruguaya Navalmar, estudia iniciar acciones legales contra Australia por abordar al buque en aguas internacionales. Fuentes de la compañía aseguraron que la tripulación se encuentra bien, que no ha puesto resistencia y que desconocen a dónde conducen el barco.