Los jóvenes perdidos fueron localizados de madrugada a oscuras y sin equipamiento El alcalde de Mondoñedo asegura que la incursión pudo tener consecuencias graves
01 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.Tres hermanos de Bretoña (Pastoriza) vivieron ayer una aventura muy larga, oscura y silenciosa que acabó bien, pero que pudo ser un desastre para ellos. Un equipo del club de espeleología de Mondoñedo tuvo que buscarlos y sacarlos de la Cova do Rei Cintolo, la principal cavidad cárstica que existe en Galicia, situada en Mondoñedo, y que está cerrada por decreto municipal para ejecutar las obras que permitirán el acceso al público. ¿Cómo llegaron estos tres chicos al interior de la cueva, con más de seis kilómetros de longitud, con múltiples galerías y pasadizos que la convierten en un laberinto peligroso para los inexpertos, y cuyo acceso está cerrado con llave? «Según parece, dijeron en casa que se iban a vivir una auténtica aventura», explicó Pedro Leivas que junto a David Lombardero fueron los dos espeleólogos que recorrieron los túneles en busca de los desaparecidos. Dos linternas de pila y dos cuerdas. Era el único material con el que los tres chavales, entre 18 y 30 años, decidieron adentrarse en la cueva. En torno a las diez y media de la noche la novia de uno de ellos, al no aparecer a la hora convenida, alertó a la Guardia Civil de que algo estaba pasando. A los agentes les ayudó a llegar hasta la cueva el hostelero mindoniense José Bouso. En el aparcamiento exterior del acceso principal a la cavidad apareció el coche de los desaparecidos. Pero de ellos, ni rastro. Mondoñedo estaba en plena efervescencia festiva con As Quendas. Los agentes y el hostelero regresaron a la ciudad para intentar localizar a los espeleólogos locales y volvieron a la cueva a las 3 de la madrugada. «Había tres vías posibles para buscar, la galería central, la zona del río y la vía de los apóstoles. Fuimos descartando zonas, íbamos gritando por si nos oían, como así ocurrió». Tardaron unos cuarenta minutos en localizarlos, y según Leivas, estaban en una zona «delicada, porque hai un par de grietas que te pueden dar un disgusto. Iban escalando a tientas». Se habían quedado sin luz y sin pilas de repuesto. La oscuridad era plena y el silencio absoluto. Fueron localizados en la llamada sala de lluvias, la zona en la que se juntan la vía paralela con la galería central, a unos 500 metros del acceso principal a la cueva. ¿Por dónde entraron? Los chavales se descolgaron por un agujero en la ladera, uno de los accesos ocultos de la cavidad. A las cinco de la mañana acababa la aventura que el alcalde de Mondoñedo, Luis Rego, calificó de «temeridad manifiesta, obviando toda medida de seguridad. Cualquiera de los chicos se pudo matar, ¿y de quién sería la responsabilidad? Además de la posible incursión en actividad delictiva al estar el acceso prohibido». El regidor lamentó que una resolución judicial a instancias de la Federación galega de Espeleología mantenga paralizadas las obras que permitirán abrir al público la cueva.