El aeropuerto de Oporto parece haber encontrado la fórmula para seguir creciendo en número de usuarios, pese a la crisis económica y la que sufre el propio sector aéreo. Mientras el segundo aeródromo de Portugal cerró octubre con un crecimiento del 15,7% respecto a los diez primeros meses del año anterior, la red aeroportuaria gallega perdió en el mismo período de tiempo un 5,7% de sus usuarios.
La dirección del Francisco Sá Carneiro le ha dado la vuelta así a la balanza aérea del noroeste peninsular de tal manera que si al final de octubre del pasado año el conjunto de los tres aeropuertos gallegos rozaban los cuatro millones de usuarios, superando a Oporto en 611.262 pasajeros, ahora es la terminal lusa la que suma más de 3,9 millones de clientes, 151.161 más que lo registrado en los tres aeródromos de la comunidad este año. Es decir, que de enero a octubre Oporto ha conseguido batir su propio récord al lograr 531.348 pasajeros más que de enero a octubre del 2007, mientras la suma de los tres aeropuertos gallegos retrocede varios ejercicios en su hasta ahora imparable evolución positiva, al consignar 231.075 clientes menos que en los diez primeros meses del año anterior.
Para llegar a dicho volumen de usuarios, el Sá Carneiro ha centrado toda su política en la captación de vuelos de bajo coste, hasta el extremo de que las aerolíneas low cost mueven hoy el 36,7% de todos sus pasajeros.
Oferta barata
La terminal lusa ha conseguido atraer a nuevas compañías de bajo coste que han aportado más rutas a su tablón de operaciones, hasta alcanzar en la actualidad 43 destinos regulares -además de otros 14 de temporada- de los que veinte son cubiertos por las compañías de precios económicos. En total son ocho las aerolíneas de dicho segmento que han sido tentadas por el mercado potencial de Oporto. Tras Ryanair, a las pistas ubicadas en la parroquia de Pedras Rubras llegaron Air Berlín, Clickair, Easyjet, Hapag-Lloyd, Brussels Airlines, Tuifly y Volareweb, más de la mitad inéditas en el mercado galaico.
La mayor autonomía de la dirección del Sá Carneiro que la que tienen los dirigentes de los aeropuertos gallegos le ha permitido al aeródromo de Oporto negociar directamente con las compañías de bajo coste, aunque a costa de pagar un alto precio en forma de subvención por pasajero, que pueden llegar hasta las 16 libras (casi 19 euros), como se asegura en fuentes aeroportuarias lusas que se está haciendo con Ryanair, compañía que en cambio recibe seis euros por persona por operar en Lavacolla.
Peligrosa dependencia
Esa dependencia de las compañías baratas por un lado (medianamente compensada con el peso que aún ostenta la TAP, que aporta otro 39,5% de los usuarios del Sá Carneiro), es lo que ha propiciado que dichas aerolíneas consigan un mejor trato en la ciudad lusa, hasta el extremo de motivar estudios de la universidad portuense donde se pone de manifiesto la dependencia de su aeropuerto respecto de dichas empresas y el riesgo que entraña que las mismas firmas crucen la frontera y se asienten en Galicia.
Aunque con unos valores absolutos menores que los de Oporto (las low cost han movido allí en lo que va de año 1.437.234 pasajeros), Lavacolla casi repite este año la incidencia de las firmas de bajo coste, que representan el 39,1% de su tráfico de pasajeros, fundamentalmente por Ryanair. Con menos peso en A Coruña (27,1%) y todavía menor en Vigo (11,1%), las compañías baratas no acaban de despegar en ambas terminales, ya que solo han sido capaces de atraer y mantener la oferta de Clickair, que llegó a hacerla crecer en Peinador con su vuelo a Londres, ahora cerrado, algo que podría suceder en Alvedro con el de Sevilla.