Respetaría el margen actual si baja de 10 a 9 los escaños fijos por provincia
27 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.La intención de Feijoo de reformar la ley electoral para rebajar el Parlamento de los 75 escaños actuales a 61 permitiría al PP afianzar su mayoría absoluta si se repite en las próximas autonómicas la distribución de votos de los comicios de marzo del 2009. La extrapolación de esos resultados a una Cámara con 14 diputados menos colocaría al PP con 32 actas, por lo que vería ampliado su colchón sobre la suma de PSdeG (19) y BNG (10). El margen actual de un escaño sobre las fuerzas de izquierda pasaría a ser de tres.
La clave de ese salto que favorece al grupo mayoritario estriba en que la reforma legal rebajará el número de representantes en O Hórreo, pero mantendrá el mismo reparto de escaños fijos por provincia, como ayer confirmó el presidente de la Xunta. Ese criterio, por el que se asignan 10 diputados a cada una de las cuatro circunscripciones y se reparte el resto según el censo de cada una, creará un desequilibrio todavía mayor en favor de Lugo y Ourense frente a las atlánticas, con una población mucho mayor.
El peso del recorte de esos 14 escaños recaerá sobre A Coruña, que pasaría de 24 a 19; y Pontevedra, que elegiría 17 en lugar de 22. Lugo y Ourense solo perderían dos representantes cada una. El voto de un coruñés o de un pontevedrés se devaluaría todavía más frente al de un ourensano o un lucense. Por una vez, el localismo no es una cuestión baladí. Porque este es el escenario que, con la proyección de los resultados del 2009, brindaría al PP una nítida ventaja. Es ahí donde la oposición alimenta sus reproches de «enxeñería electoral», en la expresión más suave, o un posible «pucheirazo», en la denuncia más rotunda.
Pero existen alternativas que permiten meter la tijera al Parlamento sin que se altere el equilibrio de fuerzas que las urnas decidieron hace tres años. Basta con reducir de 10 a 9 la asignación de escaños fijos por circunscripción, de forma que el efecto de la pérdida de 14 actas en el encarecimiento de su coste en las provincias más pobladas quedaría compensado al elevar los escaños que se reparten en función del censo. Con el criterio de 10 diputados fijos por provincia que Feijoo quiere preservar, se repartirán 21 según la población. Pero si ese baremo fijo pasa a 9 por provincia, los escaños que se distribuirían de acuerdo con el censo serían 25.
En función del sistema de asignación de los 61 diputados, el PP podría ver ensanchada su mayoría absoluta o conservar la diferencia actual de un escaño sobre PSdeG y Bloque. Todo esto son conjeturas y probabilidades, porque al final decidirán las urnas. Pero el PP prefiere consagrar la regla del reparto.
el parlamento de 61 diputados que quiere feijoo