
El capitán del «Prestige» comunica a sus amigos gallegos que está preparado para enfrentarse al juicio que comenzará el 16 de octubre
03 oct 2012 . Actualizado a las 23:35 h.Hay procesos judiciales que están íntimamente ligados a sus protagonistas y hablar del juicio del Prestige sin Mangouras es casi un anacronismo. Pero parece que el temor a una vista oral descafeinada, expuesta a una redefinición total, está comenzando a diluirse. Aunque por medios indirectos distintas personas han mostrado su confianza en que el capitán del petrolero comparecerá en el juicio -el último en hacerlo fue el presidente del Tribunal Superior de Xustiza, Miguel Ángel Cadenas- no existía un testimonio directo del marino griego. Hace cuatro días, el estrecho círculo de amigos que conserva en Galicia se puso en contacto con él para conocer de primera mano sus intenciones. De esta conversación sobresale una frase que pronunció para despejar las dudas sobre su asistencia: «No tengo nada que ocultar».
Mangouras nunca ha desistido de proclamar su inocencia durante estos últimos diez años y, sobre todo, defender que su actuación, una vez detectada la avería inicial el 13 de noviembre del 2002, fue la correcta. Por eso cree que no tiene que ocultarse como un fugitivo. A este grupo de amigos, no obstante, no les dio una garantía absoluta de que vendría al juicio, que comenzará el próximo 16 de octubre. «Nos dijo que casi con toda seguridad nos veríamos en Galicia, pero no nos lo aseguró totalmente. Es un hombre mayor [tiene 77 años] y cualquier achaque puede complicarle el viaje». Todavía no sabe en qué fecha saldrá en avión con destino a España. Parece que eso está en manos de los abogados griegos, londinenses y españoles. De ahí que todavía no concretaran un día para ir a recibirlo al aeropuerto. Es probable, además, que su llegada se organice con mucha discreción, sobre todo para evitar a los medios de comunicación. «Te espera una buena», le dijeron.
Su vida, en estos diez años, no ha tenido muchos sobresaltos, dicen. «Pero el disgusto del Prestige lo ha marcado mucho y eso tiene que notarse en su salud. Aunque él nos dice que está bien». Este grupo de amigos que residen en Galicia llevaban meses sin tener noticias suyas. Estaban preocupados y, ante la inminencia del juicio, no pudieron contener su curiosidad. Mangouras les explicó que en su isla natal, Icaria, no utiliza el teléfono. Vive prácticamente desconectado, aunque también tuviera que presentarse cada quince días en la comisaría local. Su mujer, Rula, parece que está bien. Su círculo de amistades de Galicia también la conoce. Estuvo con Mangouras cuando permaneció en Barcelona esperando el permiso para salir de España y volver a su país. «Su familia está bien, pero están preocupados por lo largo que es el juicio y cómo le afectarán tantas horas frente al tribunal», aseguran.
En algún momento distintas fuentes refirieron algún tipo de negociación, no confirmada oficialmente, para que el capitán del Prestige no tuviera que estar en A Coruña de forma permanente, durante los casi siete meses que se prevé que durará la vista si finalmente se cumple la previsión más prolongada que maneja el tribunal. Pero su condición de imputado le obliga a estar presente y, sobre el papel, no se pueden establecer diferencias con el resto de los imputados localizados: el ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, y el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropulos, que será defendido por un abogado de oficio.
Avances en los preparativos
Mientras, en Expocoruña -el recinto ferial en el que se acondicionan varias salas para la vista- avanzan los trabajos para acoger el juicio más importante de la historia de Galicia. Cuando termine el proceso de citación de testigos y se reciban todas las respuestas de las comisiones rogatorias se elaborará un primer calendario de declaraciones, que comenzarán a partir del 13 de noviembre.