José Luis López Sors siguió ayer apuntalando la estrategia de que el rumbo errático del Prestige era responsabilidad de los rescatadores, pero los abogados de la armadora, expertos en derecho marítimo, le pusieron más objeciones. Le recriminaron que dispusiera una fragata de la Armada como escolta para que se cumpliera el alejamiento y le recordaron que, al estar en aguas jurisdiccionales españolas, la Administración marítima mantenía el control sobre el petrolero. El ex alto cargo insistió en que los rescatadores marcaban el rumbo y que desde tierra solo «rogaban que continuara la separación de la costa». De esta manera, la Administración acota al mínimo el tiempo en la que era responsable efectiva del buque.
En paralelo, surgieron las cábalas sobre la ausencia de actas oficiales de los días 16, 17 y 18 de noviembre del 2002. Existe constancia oficial de las cuatro que hubo el día 14 y de otras dos del 15, así como la que se convoca el día 19 con distintos expertos una vez hundido el barco.
-¿Por qué no hay actas?
-No sé. No me ocupaba de las actas.
-¿No vieron necesario reunirse a pesar de que la contaminación llegaba a la costa?
-Sí hubo reuniones, pero eran más específicas.