O Chucán, solo y abandonado tras el juicio, vagaba anoche por Lugo

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

O Chucán es atendido de madrugada por el 061
O Chucán es atendido de madrugada por el 061 Oscar Cela

Bajo la lluvia, no tenía adonde ir ni medios para regresar a su pueblo. Su abogado pidió que este sea ingresado en un centro psiquiátrico en caso de ser condenado

30 nov 2012 . Actualizado a las 13:56 h.

El accidentado juicio con jurado contra José Carnero, O Chucán, que comenzó el martes, concluyó ayer a las nueve de la noche en la Audiencia de Lugo, después de estar interrumpido más de 24 horas porque el acusado tuvo que ser hospitalizado. Recibió el alta ayer al mediodía. El tribunal popular comenzará a deliberar esta mañana. El abogado de Carnero pidió que este sea ingresado en un centro psiquiátrico en caso de ser condenado. Anoche, el acusado quedó totalmente abandonado y desasistido. A las once de la noche vagaba bajo la lluvia por las calles sin tener adonde ir ni cómo poder llegar a su casa de Sober.

Solo un Superman sería capaz de utilizar al menos tres objetos contundentes, prácticamente al mismo tiempo, para matar a una persona. Esa es una de las tesis que esgrimió ayer el defensor de O Chucán para hacer frente a los informes del fiscal y de las acusaciones particulares que responsabilizan a este hombre de haber matado con extremada violencia, en septiembre del 2007, a Pilar Palacios.

El fiscal fue extenso en su informe final. Empezó diciendo al jurado que no se podía permitir que el hijo de la mujer asesinada pudiera escuchar la grabación de la confesión de O Chucán, efectuada a un periodista, sin llegar a «tener la paz interior de que por esas palabras el autor está condenado y en prisión». Precisamente por esas declaraciones efectuadas a un redactor de La Voz el juicio se ha repetido. En el primero, O Chucán había sido absuelto.

Javier Rey, el fiscal, recordó que las declaraciones de confesión de José Carnero fueron realizadas «sin agobios y sin estrés ninguno». Las hizo cinco días después de haber salido libre de la cárcel en la que había pasado tres años. «Era consciente de que era libre, de que no estaba en ningún juicio, ni ante la Guardia Civil. No sabía las consecuencias que le supondría el declarar eso», explicó el fiscal jefe de Lugo, que recordó que el periodista en ningún momento fue a ver al ahora acusado buscando una confesión.

Para el acusador público resulta «fantasmal» que se diga que en la casa donde apareció la mujer pudo haber más gente. «Decir que la vivienda se convertía en casa de citas los fines de semana no tiene fundamento. Los vecinos nunca vieron nada extraño, ni mujeres, ni tan siquiera coches», explicó.

Recordó que, aparte de la confesión al periodista existían otras tres pruebas más: que el cadáver apareció en su casa; que no dio explicaciones de lo que había hecho y la aparición de una camisa ensangrentada con restos suyos. Recordó, además, la existencia de un hacha y un mazo con restos de sangre de una mujer. Acabó comparando la situación con el argumento de la película Yo confieso, de Hitchcock, que cuenta la historia de un cura que recibe la confesión de un asesino.

La letrada María Jesús Tapia, que representó a la madre de la víctima, fue breve, pero contundente. «Hay una prueba demoledora. Una grabación en la que se reconoce culpable. Hay un concepto: 'Eu mateina'. Eso tiene todo el valor del mundo desde el punto de vista jurídico y moral», explicó.

«El acusado hace cosas que no son normales: acabar con la vida de un semejante. Matar a Pili de esa forma tan brutal no es normal», apuntó la letrada. También dijo que para pedir la eximente de trastorno mental para el acusado, como así hizo su abogado, era necesario probarlo. «Y no se trajo ni un informe de un neurólogo o psiquiatra que aportara prueba alguna, porque no la hay».