Jorquera avisa al PSdeG de que no habrá más pactos incondicionales

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Cree que hubo una deriva «mecanicista» en algunos acuerdos locales

09 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La conformación automática de gobiernos locales entre nacionalistas y socialistas siempre que la aritmética electoral lo permita tiene los días contados. Al menos para el BNG. Un asunto que ha estado a debate en el proceso de reflexión abierto en las comarcas para definir el futuro del frente y al que ayer se refirió el portavoz parlamentario, Francisco Jorquera, quien reconoció la necesidad de continuar con la revisión de ese modelo.

En declaraciones a este periódico, el diputado sostuvo que hasta ahora, en ocasiones, se ha hecho una aplicación demasiado «mecanicista» de los acuerdos. Una estrategia, recuerda Jorquera, que el frente ya ha comenzado a revisar, como prueban los casos de tres ciudades: Vigo, Ourense y Lugo. «O noso obxectivo é impedir que o PP alcance máis cotas de poder, pero iso non pode ser sobre a base de pactos incondicionais; un acordo de goberno ten que significar cambios profundos, levar unha orientación transformadora», precisó el portavoz.

El BNG se halla en una tesitura compleja en el diseño de su estrategia de cara a las municipales. Por un lado, evitar que el PP logre más representación. Y por otro, marcar distancias con una fuerza que, a su juicio, abrió la espita de la política de recortes en la etapa de Zapatero, lo que le generó un enorme desgaste social, factura que no está dispuesto a asumir el Bloque.

En la revisión de los bipartitos locales, un modelo que Touriño y Quintana escenificaron en el 2003, juega un elemento nuevo que quizás haya acelerado el debate. Se trata de la posible irrupción municipal de Alternativa Galega de Esquerda (AGE). «Nós non podemos ficar diluídos en accións de goberno que, as veces, non se corresponden coa liña que defendemos», sostiene Jorquera. Este es ya un viejo debate en la formación frentista. Y que se remonta al mandato municipal iniciado en 1999. En aquellas municipales, el PP llegó a perder cuatro alcaldías. El mando de Lugo pasó a manos del socialista López Orozco, respaldado por el BNG; Ferrol, Vigo y Pontevedra quedaron bajo gobiernos del Bloque, avalados por el PSdeG.

Mientras Bugallo en Santiago y Orozco en Lugo gozaron de estabilidad apoyados por socios nacionalistas, Lois Pérez Castrillo, en Vigo, y Xaime Bello, en Ferrol, tuvieron constantes encontronazos con los líderes socialistas locales, en aquel tiempo Ventura Pérez Mariño y Bonifacio Borreiros, respectivamente. Los resultados del 2003 alimentaron la revisión de un modelo que eclipsaba la oferta nacionalista, pero ambas fuerzas tenían entonces la prioridad de desalojar al PP de la Xunta.