El artista que vivió el 11-S y superó la catástrofe del 24-J en Compostela

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Sergio Prego iba en el primer vagón siniestrado

01 ago 2013 . Actualizado a las 22:15 h.

Cuando ya caía la noche del lunes 10 de septiembre del 2001, Sergio Prego caminaba a solo dos manzanas del World Trade Center. Iba con su mujer para entregar los textos de una publicación. Unas pocas horas después, este artista nacido en San Sebastián y cuya obra se ha expuesto en ciudades como Basilea o Nueva York, asistió perplejo al desmoronamiento de los edificios desde el tejado de su casa de Brooklyn. Jamás olvidó aquella escena.

La tarde del miércoles 24 de julio, pasadas las 21 horas, fue uno de los primeros supervivientes en salir del tren en la curva de A Grandeira. Con un corte en la cabeza y la clavícula rota, Sergio, ayudado por los vecinos, se escapó del infierno. Los parroquianos de Angrois le habían dejado un móvil y pudo avisar rápidamente a su hermano y su cuñada, que lo esperaban en la estación de Santiago para recogerlo e ir unos días de descanso a Corrubedo, donde estaban sus padres y su hija. El pasado domingo recogió su maleta en Santiago. Sana y salva. Y también el ordenador, otro superviviente.

Pareja de Itziar Okariz, otra artista, Sergio vivió durante 16 años en Nueva York, y hace unos días recreaba por las calles del casco histórico santiagués los momentos previos al accidente. Recuerda que iba en el vagón delantero, el menos dañado, pero en el lado donde se registraron más heridos. «Cuando el tren cogió la curva, sentí que nos íbamos como en una atracción de feria; miré por la ventana y el vagón empezó a inclinarse», relata.

Mucha suerte

El artista vasco iba sentado en la parte derecha del vagón. Recuerda que se les cayó todo encima y que los pasajeros del lado izquierdo salieron mejor parados. «Había tres o cuatro personas intentando ayudarnos, pero el vagón estaba tan inclinado que apenas podían hacer nada, con gente atrapada por los asientos». Después se colgó de unos barrotes y pudo abandonar aquel infierno de hierros por sus propios medios. Sergio fue de los primeros en salir a la vía. Y una vecina lo acompañó por un camino de Angrois hasta llegar a un cruce y dejar el lugar de la tragedia. Eran las 21.16 horas del miércoles. Incluso pudo hablar con algunos periodistas. Herido y conmocionado, fue de los primeros accidentados en hacer declaraciones a los medios. Cuando las autoridades estimaban, a la media hora del siniestro, que podría haber una decena de fallecidos, él ya pensaba en muchas más víctimas. Hoy, por fortuna, descansa en la costa, en Corrubedo. Y ya empieza a dormir bien.