José Mera López: «Todos los maquinistas nos ponemos en el lugar de Garzón»
GALICIA
Este profesional ha vivido dos accidentes con víctimas que fueron arrolladas
09 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.«La única relación que yo tenía con el mundo ferroviario es que mi abuelo murió atropellado por un tren». José Mera López recurre al humor negro para explicar por qué en 1985 eligió hacer la mili en Renfe. En su Gijón natal, la reconversión industrial había llenado las calles de obreros en paro. En aquel contexto, la perspectiva de un trabajo «para toda la vida» era muy convincente. Asentado y con familia en Monforte, hoy tiene 45 años. En el 2011 pasó de las mercancías a los viajeros. Ahora conduce los trenes de larga distancia que circulan entre Pontevedra, Ourense y Medina del Campo. Conoce a Francisco José Garzón y, como todos sus compañeros, está conmocionado por lo sucedido.
-¿Lo suyo como ferroviario es más necesidad que vocación?
-Cuando entré en Renfe estaba estudiando y Gijón era una ciudad golpeaba por todos los lados, la reconversión naval, la siderúrgica... Estuve tres años de militar en lo que antes se denominaba tracción y al licenciarme pasé a agente civil, a ayudante de maquinista. Entonces Renfe era una empresa segura y hoy, de momento, lo sigue siendo.
-Los maquinistas tienen un espíritu de grupo muy fuerte. Todos han salido en defensa de Garzón.
-Siempre hay diferencias, pero es cierto que estamos cohesionados. Es que el problema de Garzón lo sentimos como propio. Es un compañero, un amigo para lo que los conocemos.
-Y piensan que les podía haber tocado a cualquiera de ustedes.
-Claro. El otro día lo comentaba con un compañero y le decía que veía las imágenes del accidente y me echaba a llorar. «Tú y todos», me contestó él. Otro maquinista me dijo que pasó por la curva hace unos días por primera vez desde el accidente y se le puso un nudo en el estómago. Todos nos ponemos en el lugar de Garzón, y más al ver cómo le sacan cosas personales como aquello que escribió en Facebook, o lo de escuchar ataques gratuitos contra él de gente que no sabe de qué está hablando.
-¿Ha tenido alguna vez un accidente conduciendo un tren?
-Dos arrollamientos.
-¿Con muertes?
-Sí. El primero hace diecinueve años en un paso a nivel en Sarria. Fue un chico que iba en una moto. Luego, seguimos viaje hasta A Coruña, y al día siguiente vinimos con otro tren. Piensas que estás bien. Pero más tarde mi mujer me dijo que llevaba un mes hablando solo por la noche mientras dormía. Cuando vimos que lo arrollábamos, lo que yo hice fue cerrar los ojos y taparme los oídos. Así y todo, oí el golpe. Y ese golpe... Cuando ocurre con un ciervo o un jabalí no es el mismo golpe. No sé por qué. El segundo fue a la salida de Barra de Miño hacia Monforte. Vimos a una mujer en la vía a la salida de una curva, le pitamos pero no le dio tiempo a salir. Ahora hay menos accidentes de este tipo, porque afortunadamente se han ido suprimiendo y señalizando pasos a nivel, pero antes a prácticamente todos los maquinistas les había pasado algo así alguna vez.
-¿Se sienten culpables cuando pasa algo así?
-Siempre piensas que igual podías haberlo visto antes o haberle pitado antes, pero al final te construyes el argumento de que no es culpa tuya. Lo que no concibo es no parar. Cuando murió mi abuelo, el tren no paró. Nadie avisó de nada. Era una Nochevieja y tuvimos que salir a buscarlo nosotros, hasta que lo encontramos en la vía. El tren le había dado un golpe.
-Otra cosa es que descarrile su tren y muera gente.
-No puedo imaginar lo que tiene que ser eso.