David Reboredo contempla con estupor cómo la anulación de la doctrina Parot está haciendo salir de la cárcel a delincuentes peligrosos mientras él, toxicómano rehabilitado, continúa cumpliendo condena.
-¿Sabe cuándo logrará el segundo indulto para quedar libre?
-No tengo noticias. Y mientras tanto, me parece escandaloso que estén saliendo etarras y violadores y yo todavía esté esperando. Ya se sabía que la doctrina Parot la iban a echar abajo. Pero no me parece nada justo lo que está pasando. Antes que ellos hay mucha otra gente que se encuentra en prisión de manera injusta y que tendría que haber salido.
-¿Cree que lo conseguirá?
-Mi tema se trató recientemente en el Senado. Eso me ha dado una pequeña luz de esperanza y me hace pensar que no todo está perdido, que en poco tiempo podría tener una libertad plena para andar por la calle, poder buscar un trabajo y empezar una nueva vida.
-Hace más de un año que lo solicitaron. ¿Por qué cree que el Gobierno tarda tanto en darle una respuesta?
-No lo sabemos y es algo que nos asombra. Todo está pendiente de un informe que tiene que emitir el Tribunal Supremo y remitir al Gobierno. Pero ese informe no acaban de enviarlo nunca y es algo muy desesperante. Para el primer indulto fue la Audiencia Provincial la que tuvo que informar al Gobierno. En aquella ocasión su recomendación fue negativa, pero aun así me indultaron. Ahora es el Tribunal Supremo porque es al organismo al que recurrí cuando me condenaron. Todavía estoy esperando.
-¿Y si no logra el indulto?
-Pues tendré que seguir esperando. Ahora estoy cumpliendo el tercer grado. Si sigo así, en abril saldré en libertad condicional, con lo cual ya podré comenzar a buscar trabajo.
-¿Cómo es su vida diaria?
-Duermo en el Centro de Inserción Social de Vigo. Por las mañanas me levanto y acudo a Érguete para seguir un programa terapéutico. Por la tarde estoy en Cedro y en el Grupo Imán. Luego regreso a casa y a las nueve y media de la noche debo entrar en el CIS.
-Mucha gente que le apoyó cree que con haber salido de la cárcel de A Lama el objetivo ya ha sido cumplido.
-Pero no es así. Desde luego que mi situación ha cambiado. En la cárcel de A Lama estaba peor. La presión social influyó para que el Gobierno me indultara. Pero necesito una libertad completa para poder encontrar un trabajo y que mi caso abra la puerta a otros presos.